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EL DIARIO digital
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La enfermedad celíaca o celiaquía se considera actualmente un proceso sistémico. Esto quiere decir que no es una patología cuyos síntomas se circunscriben al aparato digestivo, sino que puede afectar a todo el organismo. Además, se trata de una afección autoinmune, con un componente hereditario y crónica. Por lo tanto, actualmente no tiene cura, pero sí tratamiento: una dieta estricta sin gluten y de por vida.
Las personas con enfermedad celíaca sufren un daño en la mucosa intestinal derivado de la ingesta de gluten. El gluten es una fracción proteica que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y los derivados híbridos, como el triticale.
Cuando las personas con celiaquía consumen alimentos con gluten, su sistema inmunitario reacciona causando daño a las vellosidades intestinales. Debido a ese daño, las vellosidades son incapaces de absorber el hierro, las vitaminas y los nutrientes de forma apropiada. El resultado final es una amplia variedad de síntomas y problemas de salud.
Esta enfermedad se puede manifestar en cualquier momento de la vida.
Síntomas clásicos y digestivos de la celiaquía
Los síntomas digestivos y clásicos de la enfermedad celíaca son los siguientes:
-Dolor abdominal.
-Tripa hinchada.
-Diarrea.
-Estreñimiento.
-Náuseas y vómitos.
-Heces voluminosas, malolientes y acompañadas de abundante gas producido por la malabsorción de las grasas.
-Retraso del crecimiento en niños (como consecuencia de la malabsorción de los alimentos).
-Pérdida de peso.
-Anemia.
-Alteraciones neurológicas por el déficit de vitaminas del grupo B.
-Osteopenia (debilidad de los huesos) por el déficit de vitamina D y calcio.
Síntomas atípicos y extradigestivos de la enfermedad celíaca
Según explican los expertos de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), "aunque clásicamente la enfermedad celíaca era una enfermedad diagnosticada en niños, ahora se presenta más a menudo en edades más tardías, entre los 10 y los 40 años". Además, añaden, "la imagen típica del niño con dolor abdominal y diarrea se ha sustituido por síntomas más atípicos e inespecíficos en adultos". Esto podría deberse, entre otros factores, a los períodos más largos de lactancia y al retraso en la introducción del gluten en la dieta de los niños.
Entre los síntomas atípicos y extradigestivos se encuentran los siguientes:
-Cansancio.
-Elevación de las transaminasas (marcador en sangre de inflamación del hígado).
-Cambios de humor.
-Aftas orales recurrentes.
-Trastornos neuropsiquiátricos (dolor de cabeza, depresión, ansiedad, epilepsia ).
-Infertilidad.
-Abortos de repetición.
-Osteoporosis.
-Hipoesplenismo (baja función protectora del bazo).
-Alteraciones de la menstruación.
-Hipotiroidismo.
-Enfermedades de la piel (especialmente dermatitis herpetiforme).
-Pérdida de pelo.
-Sarcopenia (pérdida de masa muscular).
-Entumecimiento u hormigueo en manos o pies.
En algunos casos no hay ningún síntoma.
Importancia del diagnóstico precoz
Un diagnóstico certero y temprano de la enfermedad celíaca es crucial para evitar la aparición de problemas de salud graves a medio y largo plazo, entre los que destacan, según la FEAD:
-El riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer (este riesgo se iguala al de la población no celíaca al realizar correctamente una dieta sin gluten).
-La presencia de déficits nutricionales.
-Mayor probabilidad de tener hijos con bajo peso al nacer.
-Asociación con otras enfermedades autoinmunes como la diabetes mellitus tipo 1 o la tiroiditis autoinmune.
Una vez diagnosticada la enfermedad, seguir una dieta sin gluten repara el daño de las vellosidades intestinales y previene el desarrollo de problemas mayores en el futuro. En los niños, este restablecimiento se produce al cabo de pocos meses, mientras que en los adultos puede tardar de 2 a 3 años.
En todo caso, los especialistas señalan que, en la actualidad, en muy pocas ocasiones se presentan daños a largo plazo. No obstante, algunos de los problemas causados por la celiaquía pueden no mejorar, como la talla baja si el diagnóstico se ha demorado demasiado.