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EL DIARIO digital
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Los periodoncistas decimos que es fundamental abordar la prevención de la caries dental desde una perspectiva integral. Se trata de una enfermedad multifactorial que afecta a personas de todas las edades y, si no se controla adecuadamente, puede llevar a complicaciones serias como dolor, infecciones e incluso la pérdida de piezas dentales. Afortunadamente, con hábitos preventivos adecuados, es posible mantener una sonrisa saludable en cada miembro de la familia.
La higiene es la clave
La base de la prevención de la caries radica en una higiene oral rigurosa. Es esencial que todos los integrantes de la familia, desde los más pequeños hasta los adultos mayores, adopten el hábito de cepillarse los dientes al menos dos veces al día, preferiblemente después de las comidas principales.
El uso de un cepillo de dientes de cerdas suaves y una pasta dental fluorada es crucial, ya que el flúor fortalece el esmalte dental y lo hace más resistente a los ataques de los ácidos producidos por las bacterias en la boca. Además, el cepillado debe incluir todas las superficies dentales, prestando especial atención a las áreas donde se acumulan más restos de alimentos, como las muelas posteriores.
El hilo dental es otro aliado indispensable en la lucha contra la caries. Aunque el cepillado elimina la placa de las superficies visibles de los dientes, el hilo dental se encarga de limpiar los espacios interdentales donde el cepillo no puede acceder. Se recomienda su uso diario para eliminar los restos de alimentos y la placa que se acumulan entre los dientes, previniendo así la formación de caries en estas zonas críticas.
El papel de lo que comemos
La alimentación desempeña un papel determinante en la salud dental. Una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas y lácteos, proporciona los nutrientes necesarios para mantener dientes y encías saludables. Sin embargo, es vital limitar el consumo de azúcares y carbohidratos refinados, ya que estos son el principal sustrato para las bacterias que causan la caries.
Los alimentos y bebidas azucaradas, especialmente cuando se consumen entre comidas, aumentan el riesgo de desarrollar caries. Por lo tanto, es aconsejable reservar los dulces para ocasiones especiales y, siempre que se consuman, hacerlo durante las comidas principales, momento en el cual la producción de saliva es mayor y ayuda a neutralizar los ácidos y a limpiar los restos de alimentos.
La hidratación adecuada también es esencial. El agua, especialmente si contiene flúor, ayuda a limpiar la boca y a mantener un flujo salival óptimo. La saliva actúa como un mecanismo de defensa natural contra la caries, ya que neutraliza los ácidos y aporta minerales que fortalecen el esmalte dental. Por ello, es recomendable fomentar el consumo de agua en lugar de bebidas azucaradas o carbonatadas.
Para los más pequeños, es crucial establecer hábitos saludables desde temprana edad. Evitar el uso prolongado del biberón con líquidos azucarados y no acostar al niño con el biberón en la boca son medidas preventivas efectivas contra la caries de la primera infancia, también conocida como "caries del biberón". Además, se debe iniciar la higiene oral incluso antes de la erupción de los primeros dientes, limpiando las encías del bebé con una gasa húmeda después de cada alimentación. Una vez que aparecen los dientes, se debe utilizar un cepillo dental adecuado para su edad y continuar con visitas regulares al odontopediatra para supervisar el desarrollo dental y aplicar medidas preventivas adicionales, como selladores dentales o aplicaciones tópicas de flúor cuando sea necesario.
La visita regular al dentista, clave
Las visitas periódicas al dentista son fundamentales para la prevención y detección temprana de problemas dentales. Se recomienda que todos los miembros de la familia acudan al menos dos veces al año a una revisión dental. Durante estas visitas, el profesional puede realizar limpiezas profesionales para eliminar la placa y el sarro acumulados, aplicar tratamientos con flúor y detectar cualquier signo inicial de caries o enfermedad periodontal, permitiendo un tratamiento oportuno y evitando complicaciones mayores.
El uso de enjuagues bucales puede ser un complemento útil en la rutina de higiene oral, especialmente aquellos que contienen flúor o agentes antibacterianos. Estos ayudan a reducir la cantidad de bacterias en la boca y a fortalecer el esmalte dental. No obstante, su uso no debe sustituir al cepillado ni al uso del hilo dental, sino que debe considerarse como una medida adicional en el cuidado bucodental.
Es importante también considerar factores de riesgo adicionales que pueden predisponer a la aparición de caries, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y ciertas condiciones médicas que reducen la producción de saliva, como el síndrome de Sjögren o el uso de ciertos medicamentos. En estos casos, es fundamental consultar con el dentista para establecer un plan de prevención personalizado que aborde estas particularidades.
La educación y la concienciación son pilares en la prevención de la caries. Los padres y cuidadores deben ser modelos a seguir, demostrando buenos hábitos de higiene oral y fomentando prácticas saludables en el hogar. Establecer rutinas diarias de cepillado y uso del hilo dental, así como promover una alimentación equilibrada, sentará las bases para una salud bucodental óptima a lo largo de la vida.
En resumen, la prevención de la caries dental en el entorno familiar requiere un enfoque multifacético que combine una higiene oral meticulosa, una dieta saludable, visitas regulares al dentista y la educación continua sobre prácticas de cuidado bucodental. Al adoptar estas medidas de manera constante, es posible mantener sonrisas saludables y prevenir las complicaciones asociadas a la caries dental en cada miembro de la familia.