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EL DIARIO digital
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Hay un ácido graso del que no se hablaba demasiado, pero en los últimos tiempos ha empezado a ganar protagonismo. Se trata del butirato o ácido butírico, que es crucial para la salud intestinal. ¿Cómo podemos beneficiarnos de sus propiedades? Ante todo, conociendo cómo se obtiene, ya que generalmente no lo consumimos directamente, sino que se produce a partir de lo que comemos.
Para entender la importancia de este ácido graso de cadena corta y cómo se obtiene hay que hablar, en primer lugar, de la microbiota intestinal, que es el conjunto de microorganismos (especialmente bacterias, pero también hongos, protozoos, virus y arqueas) que habitan de forma natural en el intestino. El ácido butírico es uno de los productos beneficiosos que se generan cuando determinadas bacterias del colon fermentan la fibra no digerible procedente de los alimentos. Este compuesto es un postbiótico, que hay que diferenciar de los probióticos y los prebióticos.
- Prebióticos: productos o complementos alimenticios no digeribles que estimulan el crecimiento de especies bacterianas simbióticas (aquellas que necesitan otra célula u organismo para poder sobrevivir). Por ejemplo, la fibra.
- Probióticos: alimentos o complementos alimenticios que contienen microorganismos vivos que, en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso en la salud del huésped. Por ejemplo, los Lactobacillus presentes en el yogur.
- Postbióticos: moléculas activas secretadas por bacterias intestinales o liberadas tras la lisis bacteriana (proceso en el cual las células bacterianas se descomponen debido a la ruptura de su pared celular) que ejercen un efecto beneficioso en la salud del huésped. Por ejemplo, el butirato, la vitamina K y el triptófano.
Funciones del ácido butírico
El butirato ha sido calificado como el ácido graso de cadena corta más dinámico e importante para la salud intestinal. Sirve como la fuente principal de combustible para las células del colon -los colonocitos- , ya que se calcula que les proporciona en torno al 70% de la energía que precisan.
Además, este ácido graso cumple misiones tan importantes como el mantenimiento de la estabilidad intestinal, la modulación de la inflamación y la función inmune. Sin él, el tejido intestinal es más vulnerable a la inflamación, la muerte celular programada (apoptosis), la atrofia de la mucosa y el desarrollo de patologías del colon. De hecho, hay investigaciones que revelan que una dieta rica en fibra, que potencia la producción de butirato, puede contribuir a disminuir el riesgo de cáncer de colon.
Asimismo, se ha investigado su papel en la diabetes tipo 2. Dado que este ácido graso contribuye a la producción de hormonas intestinales que regulan los niveles de glucosa en sangre, podría mejorar los síntomas de las personas afectadas por dicha enfermedad. Hay estudios que muestran un vínculo entre la producción de butirato y una reducción de la resistencia a la insulina.
También se han publicado los resultados de investigaciones que indican que los alimentos que promueven la generación de ácido butírico podrían incidir de forma muy positiva en la salud cerebral; en concreto, mejorando la capacidad de adaptación del cerebro, es decir, la plasticidad. Algunos estudios preliminares sugieren que el butirato podría ayudar a prevenir el ictus, la depresión, el Alzheimer, el Parkinson y otras enfermedades cerebrales.
Otra línea de investigación explora los beneficios del butirato en la prevención de diversas enfermedades cardiovasculares, como la ateroesclerosis, la insuficiencia cardíaca o la hipertensión arterial.
Alimentos que potencian la producción de butirato
Se puede potenciar la producción de butirato mediante el consumo de alimentos que son fuentes naturales de fibra y proporcionan un sustrato adecuado para que la microbiota intestinal produzca este ácido graso. Estos son algunos ejemplos de frutas, verduras, legumbres, frutos secos y semillas que propician la generación de butirato:
Frutas
- Manzana.
- Albaricoque.
- Plátano.
- Kiwi.
- Pera.
- Frambuesa.
Verduras y legumbres
- Alcachofa.
- Espárragos.
- Brócoli.
- Zanahoria.
- Garbanzos.
- Ajo.
- Guisantes.
- Lentejas.
- Judías pintas.
- Verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, lechuga, col ).
- Cebolla.
- Patatas.
Cereales integrales, frutos secos y semillas
- Avena.
- Arroz.
- Quinoa.
- Trigo sarraceno.
- Almendras.
- Nueces.
- Avellanas.
- Chía.
- Lino.
- Pipas de girasol.
Alimentos fermentados
Yogur, kéfir y otros alimentos fermentados ejercen una función indirecta, pero igualmente importante: promueven una microbiota saludable, lo que puede incrementar la producción de butirato.