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EL DIARIO digital
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Se suele decir que la cara es el espejo del alma y el refranero no se equivoca. Sin embargo, no es la única parte del cuerpo que revela cómo nos sentimos. Nuestro estado de ánimo también se refleja en la piel, que acusa de forma muy especial los malos momentos. Se trata de una reacción ampliamente estudiada y bien conocida por los dermatólogos.
Carmen Kanne, médico del Equipo de Dermatología del Instituto de Dermatología Integral, confirma a CuídatePlus que el estado de ánimo "influye notablemente en la salud de la piel a través de lo que se conoce como eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HHS), que se activa durante las situaciones de estrés o ansiedad". Este sistema genera cambios biológicos que afectan directamente la función y apariencia de la piel, como los siguientes:
-Hormonas del estrés: el cortisol aumenta la producción de sebo, favoreciendo el acné y empeorando otras afecciones cutáneas.
-Inflamación: las citoquinas proinflamatorias liberadas por el sistema inmunológico afectan a enfermedades como psoriasis, dermatitis y rosácea.
-Flujo sanguíneo alterado: la redistribución de nutrientes hacia los músculos prioritarios durante situaciones de estrés deja la piel menos nutrida, deshidratada y propensa a la flacidez.
-Disfunción inmunológica: el estrés puede debilitar las defensas cutáneas, favoreciendo infecciones virales (herpes), bacterianas (foliculitis) y fúngicas (hongos).
Consecuencias de las emociones intensas en la piel
La experta hace hincapié en las consecuencias negativas sobre la piel del estrés y las emociones intensas, que pueden "agravar o desencadenar diversas afecciones cutáneas debido a la interacción entre el sistema nervioso, endocrino e inmunológico":
-Acné: aumento del cortisol y del sebo, favoreciendo espinillas y puntos negros.
-Urticaria: liberación de histamina, que causa ronchas y picor.
-Eccema y psoriasis: brotes agravados por inflamación y desregulación del sistema inmune.
-Alopecia: caída temporal del cabello durante periodos de estrés.
-Dermatitis seborreica: proliferación de levaduras debido al desequilibrio del microbioma.
"El estrés también provoca deshidratación, flacidez y debilita la barrera cutánea hidrolipídica, haciéndola más susceptible a infecciones", recalca Kanne.
Personas más vulnerables a los efectos del estrés en la piel
En las personas que padecen psoriasis, rosácea, dermatitis seborreica u otras enfermedades dermatológicas se ha comprobado la existencia de una "relación estrecha entre el estrés y el agravamiento" de los síntomas, según la especialista. Los mecanismos principales incluyen:
-Alteración del sistema inmunológico: se incrementa la liberación de citoquinas inflamatorias, que agrava la inflamación cutánea.
-Desequilibrio del microbioma: los microorganismos presentes en la piel pueden proliferar de forma descontrolada, empeorando condiciones como la dermatitis seborreica.
-Corticotropina: esta hormona inducida por el estrés estimula las glándulas sebáceas, aumentando la secreción de sebo hasta en un 60%, lo que favorece el acné.
En las enfermedades citadas, el estrés no solo provoca la aparición de brotes, sino que también dificulta su resolución, prolongando el tiempo de recuperación
Terapia psicológica y farmacológica para problemas cutáneos
La influencia del estado de ánimo en la piel es tal que, cuando los efectos del estrés empiezan a hacer estragos, los médicos echan mano de los tratamientos dermatológicos disponibles, pero también recurren a las terapias psicológicas y los psicofármacos. "Un tratamiento integral que combine manejo psicológico y dermatológico es clave para mejorar tanto la salud mental como la cutánea", asegura Kanne.
Terapias psicológicas
Técnicas como la psicoterapia cognitivo-conductual o el mindfulness han demostrado reducir el estrés, lo que contribuye a disminuir la incidencia y severidad de brotes de psoriasis, acné y otras enfermedades inflamatorias.
Psicofármacos:
-Antidepresivos: algunos de estos fármacos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, poseen efectos antiinflamatorios indirectos, mejoran el sueño y reducen la ansiedad, beneficiando de esta manera a la piel.
-Ansiolíticos: reducen la activación del eje del estrés, disminuyendo los brotes cutáneos.