Salud

Duchas cortas o largas: ¿qué es mejor para tu piel?

¿Cuántas duchas conviene darse al día? ¿Si hace mucho calor a qué temperatura hay que ducharse? Resuelve esta y otras dudas para cuidar tu piel mientras la lavas y cuando hace calor.

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EL DIARIO digital

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La ducha es un placer. Más cuando las altas temperaturas del verano no nos dejan respirar. Muchas veces incluso pasamos por la bañera más de una y de dos veces para refrescarnos. Y cuando hacemos esto… ¿hay que echarse jabón? ¿Y crema? ¿Agua fría o templada? Eugenia Cutillas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Quirónsalud Murcia, despeja a CuídatePlus todas las dudas para cuidar la piel cuando el calor aprieta. 

"Nuestra piel prefiere las duchas cortas", asegura la dermatóloga. ¿Por qué debemos acortar el tiempo que pasamos bajo el agua? Pues porque eso hace que se deteriore el manto lipídico de nuestra piel, que no es otra cosa que una capa protectora rica en grasas y que actúa como aislante y lubricante de la piel. 

Lo mismo ocurre con las duchas calientes que, si además se acompañan de geles de baño con productos detergentes, se elimina esa grasa del manto lipídico. "Los dermatólogos recomendamos que las duchas se hagan con agua a una temperatura entre 33 y 37 grados. Por tanto, podemos asegurar que ducharnos con agua caliente no es muy acertado en los casos de pieles secas". 

¿Duchas frías? 

Cuando hace calor parece claro que hay que ducharse con agua fría para refrescarse. Hacerlo así "disminuye nuestra temperatura corporal", explica Cutillas. 

Esto no significa que haya que ducharse con el agua helada, ya que según nos refresca produce también un mayor contraste entre la temperatura de la piel y la del ambiente al salir de la ducha, "por lo que la sensación térmica será de que hace más calor que antes de ducharnos. Si el objetivo es refrescarnos, conviene usar agua templada o algo más caliente que la temperatura ambiental". 

Si nos damos una ducha corta para refrescarnos, hay que tener en cuenta que esa agua fría es menos agresiva que si nos damos una ducha de agua hirviendo. Y si el objetivo es refrescarnos -con agua templada- "es aconsejable evitar el uso de geles de ducha, que no se usarán más de una vez al día".

¿Cuántas duchas al día? 

No hay inconveniente en tomar varias duchas al día para refrescarnos en momentos de mucho calor. Según explica Trinidad Montero, especialista del área de Dermatología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y miembro del Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología (Cilad), estas duchas deben realizarse solo con agua. 

"El agua debe ser templada, ni muy fría ni muy caliente y se deberían de realizar duchas cortas, de menos de 10 minutos. En nuestras investigaciones hemos observado que el contacto prolongado con el agua puede alterar la función barrera cutánea y que el contacto con el agua caliente es más dañino que con agua fría", coincide Montero.

¿Hay que aplicar crema cada vez que nos duchamos?

Si nos duchamos cinco veces al día para combatir el calor quizá tendamos a hidratarnos cada vez. Sin embargo, dice Cutillas, que esta necesidad dependerá de cómo hayamos llevado a cabo la ducha y del grado de hidratación habitual de nuestra piel, además de factores ambientales. "Factores como la elevada temperatura del agua, el uso de geles de ducha o esponjas y el clima frío y seco influyen en que necesitemos usar la crema hidratante con más frecuencia".

Agua pulverizada

Cuando las temperaturas son extremadamente altas hay quien lleva un espray para pulverizar agua sobre la piel e incluso algunas terrazas tienen automatizada la emisión de brumas para refrescar a los clientes. 

Esta práctica tampoco tiene por qué resecar la piel, explica Cutillas. "el uso de aerosoles suele hacerse con agua fría, sin detergente y en áreas localizadas, por lo que este riesgo de secar nuestra piel queda bastante reducido". 

¿Funciona mojar las sábanas?

En noches tropicales se hace lo que se puede. Hay quien se acuesta al salir de la ducha sin secarse con la toalla, quien mete las sábanas en la nevera o quien se pone paños húmedos sobre la piel. Montero explica que este tipo de prácticas no son aliadas de la salud de la piel, ya que la humedad mantenida y constante puede alterar las condiciones de la piel y deteriorar la función barrera. Esto traería consigo una alteración del microbioma (las bacterias que habitan normalmente en la piel), incrementando el riesgo de infecciones cutáneas. 

Montero añade que "mojar las sábanas o enfriarlas puede proporcionar una sensación de frescura temporal, pero si las sábanas permanecen húmedas, pueden causar problemas. Además, la humedad en el cuero cabelludo contribuye a alterar la estructura del pelo, generando un cabello frágil, quebradizo, con pérdida de brillo y de luminosidad, incluso puede contribuir a aumentar la descamación y el picor".

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