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Qué productos y servicios aumentaron más que el promedio en los últimos años

El debate sobre el tipo de cambio real y la inflación local se intensificó entre economistas y funcionarios. Datos del Indec muestran cómo evolucionaron los precios de distintos sectores.

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EL DIARIO digital

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Después de un 2024 que terminó con una marcada desaceleración de la inflación, el ritmo de aumento sostenido y generalizado de la actividad económica y una notable baja en el índice de riesgo país -más allá una suba transitoria a comienzo de la última semana-, comenzó a recrudecer entre los economistas y el propio presidente Javier Milei el debate sobre el nivel del tipo de cambio: "está atrasado", destacan muchos; "está en equilibrio" -pocos-, "está adelantado" -los menos-, y sus efectos sobre la competitividad de la producción nacional y la necesidad del Banco Central de la República Argentina de acumular divisas netas.

Se trata de un debate que surge habitualmente al poco tiempo de que comiencen a madurar los resultados aparentemente exitosos de un plan de estabilización de precios, en cierta medida impulsado por sectores y economistas que se muestran inquietos por la pérdida de competitividad cambiaria con el resto del mundo.

En muchos casos, en particular en los sectores que históricamente han mostrado limitaciones para generar ganancias de productividad en todos los factores de producción (en particular en la mano de obra), sólo puede exportar algo y contener la oferta de importaciones con un tipo de cambio alto determinado arbitrariamente.

Si bien es complejo y casi imposible establecer o diseñar políticas para contar con un tipo de cambio que resulte competitivo para todos los sectores, hay un consenso generalizado en que el valor más próximo a ese ideal es aquel que permite:

-balanza de pagos equilibrada en su cuenta corriente,

-saldo comercial (exportaciones menos importaciones) superavitario en una magnitud suficiente para compensar el clásico déficit de la cuenta de servicios (giro de utilidades de filiales de empresas extranjeras, pago de intereses de préstamos externos y saldo del turismo internacional);

-ausencia de controles cambiarios, y

-equilibrios macroeconómicos (baja, solidez en finanzas públicas y crecimiento del PBI, principalmente).

Ese momento se toma como punto de referencia del tipo de cambio de equilibrio y se ajusta según la tasa de inflación interna y la inflación internacional (usualmente la de EE.UU. por simplificación metodológica, o la de los principales socios comerciales como el Tipo de Cambio Real Multilateral del BCRA).

Dado que históricamente Argentina ha registrado tasas de inflación muy elevadas, el componente variación de precios domésticos es vital para determinar el resultado del tipo de cambio real de equilibrio, tanto a nivel general, como por rama de actividad, sin importar el punto de partida elegido.

De ahí que en momentos como el actual, en los que el nivel del tipo de cambio real es tema de debate entre los más encumbrados economistas, hayan tomado postura con contundencia, por un lado, el presidente Javier Milei, y por otro, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, con un punto en común: "hay precios que están adelantados". Esto determina un tipo de cambio real más alto que el de mercado o el fijado discrecionalmente por el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, porque persisten restricciones y el cepo cambiario.

Sin embargo, si hay precios adelantados, entonces hay precios retrasados. En general, estas diferencias se neutralizan en el índice del nivel general -cuando se los pondera según su incidencia en el gasto medio de los hogares- y, por tanto, no debería afectar el resultado de la fórmula para determinar el tipo de cambio real.

Qué dicen las estadísticas del INDEC

En 2024, la tasa de inflación entre extremos (diciembre/diciembre) fue de 117,8%, con variaciones entre los 12 grandes subsectores de 84,5% y 85,7% en la variación de los precios de "Prendas de vestir y calzado" y "Equipamiento y mantenimiento del hogar", respectivamente, y 248,2% en el caso de "Vivienda, agua, electricidad y gas" -fuertemente influenciados en el primer caso por el deterioro de los ingresos reales de las familias y en el segundo por la recomposición tarifaria de los servicios públicos.

En el resto de los ítems se registraron subas inferiores al promedio general en otros dos: Alimentos, bebidas y tabaco 94,7% y Recreación y cultura 110,7%; y muy superiores en otros cuatro: Comunicación 186,4%; Educación 169,4%; Bienes y servicios varios 145,3%; y Transporte 137,8 por ciento.

En el caso de una apertura a 36 grandes rubros, para el caso de la variación de los índices del Indec para el Gran Buenos Aires, las brechas de la tasa de aumento de precios fueron sustancialmente mayores: 430% en Electricidad, gas y otros combustibles y 53,1% Equipamiento de Audiovisuales, fotos y procesamiento de la información; 67,9% en Frutas y 74,1% en calzado.

El último año fue de recomposición de diversos precios relativos, en particular los servicios públicos y privados que estaban regulados -algunos persisten, como los de energía eléctrica, gas, combustibles, agua, transporte, medicina prepaga, medicamentos, y servicios educativos privados, principalmente-. Dado esto, es necesario tomar una referencia más lejana, como noviembre de 2019, el último mes de gobierno de Mauricio Macri, que abarcó un período completo de desregulación de precios y fuerte corrección cambiaria.

En ese caso, a nivel de los grandes desagregados del IPC general que acumuló en el período una suba de 2.816% -los precios se multiplicaron por más de 29- se observa que 3 subieron más -entre 4% y 25%- (Alimentos y bebidas no alcohólicas, Prendas de vestir y calzado y Restaurantes y hoteles, en orden creciente); 2 la igualaron y 7 lo hicieron menos -entre 2% y 28%- (Recreación y cultura, Bienes y servicios varios, Bebidas alcohólicas y tabacos, Equipamiento y mantenimiento del hogar, Vivienda, agua, electricidad, gas y otros, Educación y Comunicación, en orden decreciente).

El cuadro no cambia mucho si se va un poco más atrás en el tiempo, y se toma como referencia la brecha de esos desagregados entre diciembre 2024 y diciembre 2017, con el IPC general que aumentó 6.165% (se multiplicó por casi 63).

Las excepciones fueron Prendas de vestir y calzado, con un rezago de 5,2%; y Salud y Transporte, que subieron 12,2% y 9,2% por sobre la variación del IPC general.

Período con precios reprimidos

Durante la presidencia de Alberto Fernández, por el contrario, hubo un proceso de atraso de los precios regulados respecto al movimiento medio del resto de los precios de la economía, como mostró en su última presentación en Londres, en la 11.ª Conferencia del BBVA América Latina, el vicepresidente del Banco Central, Vladimir Werning.

En el caso de la apertura de 36 subíndices de los citados 12 grandes divisiones que utiliza el INDEC sobre la base de la Encuesta de Gasto de los Hogares de 2004/05, se pudo detectar que en la mayoría (22) se registraron retrasos que fueron desde 1% hasta más de 27%; únicamente 4 que virtualmente acompañaron la variación del IPC general, y menos de un tercio (10) subieron más.

Concluía Werning en su exposición que "los precios de los servicios públicos se normalizaron rápidamente sin afectar negativamente la tendencia de desinflación del IPC, y los programas de transferencias sociales se reforzaron".

Sin embargo, para muchos economistas, esa política generó una apreciación del tipo de cambio real.

Al respecto, el vicepresidente del BCRA destacó las medidas que contribuyeron y podrán mejorar el comercio exterior y el resultado de la cuenta corriente de la balanza de pagos, las cuales no están ponderadas en el cálculo del tipo de cambio real, ni el efecto de las desregulaciones y reducción de costos, como:

1.Transparencia: Eliminación de SIRA, Sirase y lanzamiento de la SEDI.

2.Eliminación de controles arbitrarios sobre las importaciones.

3.Reducción de costos financieros: baja de las retenciones de IVA e impuesto sobre la renta, eliminación de tasas de timbre y "valores de Criterio" y reducción del tiempo de procesamiento de la documentación de exportación de hasta 45 días a 1 día.

4.Disminución de los derechos de importación hasta en 22,4 puntos porcentuales para matrices industriales, metales plásticos, fertilizantes, herbicidas, llantas, insumos plásticos y grandes electrodomésticos.

5.Aumento de los límites de importación para envíos por mensajería.

6.Libre exportación de gas natural.

7.Mejora de la rentabilidad/productividad en el sector agrícola.

8.Reducción de impuestos y obstáculos burocráticos.

9.Eliminación del Impuesto PAIS en dos pasos: para bienes (septiembre 2024 y diciembre 2024) y definitivamente para servicios en diciembre.

10.Acortamiento de la duración de las medidas antidumping.

Adicionalmente, en los primeros días de 2025, el Gobierno dispuso la baja transitoria de las retenciones a las exportaciones del agro extensivo (cereales y complejo oleaginoso principalmente) y eliminación permanente para los productos regionales.

Menos costos para las empresas

Mientras tanto, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, avanza con medidas que buscan reducir los costos de las empresas exportadoras para mejorar el tipo de cambio real sin afectar la política de desinflación del Gobierno, y que ha llevado a que tiendan a converger a la meta oficial de 18,3% las estimaciones del consenso del mercado (REM).

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