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EL DIARIO digital
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Cerca de las 19.30 horas del lunes, un llamado telefónico anónimo advirtió a la Policía que en un domicilio del Pasaje Mattiauda (casi esquina Rivadavia) había una camioneta Toyota, color blanca, descargando carne.
Al llegar al lugar, el personal policial identificó a una vecina de Santa Rosa, quien conducía esa pick up. En el vehículo transportaba en la caja un tambor de plástico, color azul de 200 litros, que contenía la carne.
La mujer fue llevada hacia la comisaría de Toay. A las 20:10 horas otro llamado anónimo revelo que en la misma vivienda, un camión estaría descargando más carne. El móvil policial llegó al lugar, pero el camión ya no estaba.
Pero esta vez la Policía constató la existencia de una carnicería clandestina funcionando en un garaje: las tres personas ocupantes del lugar admitieron que eran empleados.
El comercio ilegal funcionaba en el garage. No tenía cartel ni otra referencia. Pero había una franja verde que rodeaba el portón, lo que permitía la identificación a los clientes.
A partir de ahí se desplegó un operativo más importante. Llegó al lugar el jefe de la Comisaría Toay, comisario inspector Marcelo Cortes, personal de División Rural y de Bromatología municipal juntos a la jueza de faltas, Belén Ferrari. Allí se realizó un acta de constatación y otra acta a cargo de la División Seguridad Rural.
Con la intervención policial y del personal municipal se clausuró la carnicería y se secuestró la camioneta Hilux.
Fuentes de la investigación revelaron que la mujer está relacionada con un grupo familiar que le vendía carne a los carritos en la zona de Santa Rosa y Toay.