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Denuncia de una medallista olímpica a su ex entrenador de yachting

"Fue liberador", dijo Eugenia.

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EL DIARIO digital

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Buenos Aires - La regatista María Eugenia Bosco, reconocida por haber conquistado la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024, sacudió al mundo deportivo y a la sociedad argentina al denunciar a su exentrenador, Leandro Tulia, por abuso sexual.

Los hechos, según la presentación judicial, ocurrieron cuando Bosco tenía apenas 12 años y se entrenaba en el Yacht Club de Olivos.

La denuncia, realizada ante la Unidad Fiscal Especializada en Violencia de Género (UFE Género) de Vicente López, a cargo de Lida Osores Soler, no solo pone en el centro de atención los horrores vividos por la regatista, sino también destapa un posible patrón de conducta por parte de Tulia, quien fue licenciado de su cargo en el club náutico tras el surgimiento de acusaciones similares de otras mujeres.

Bosco compartió detalles sobre los abusos que sufrió mientras navegaba en la categoría Optimist destinada a niños y niñas de entre 6 y 15 años.

"No sé cómo explicarlo, pero fue algo que pasó, que no lo controlé. Tenía 11 o 12 años y lo aparté de mi vida hasta hace un par de años que lo pude ver", confesó Eugenia quien vio el documental A en Netflix que sirvió como disparador.

Los abusos ocurrieron en la vivienda de Tulia, situada dentro del Yacht Club de Olivos, donde los fines de semana varios chicos –incluida Bosco– se quedaban a dormir para optimizar los entrenamientos.

La deportista también recordó los comentarios sexuales que Tulia hacía a las niñas y las manipulaciones que utilizaba para obtener "favores". "Cuando te vas distanciando, cuando hablas con gente de otros clubes o cuando creces, te das cuenta de que había cosas que no estaban bien", reflexionó.

La confianza de los padres también fue vulnerada. "Mis padres confiaban en esta persona y en el club. Ellos creían que sus hijos estaban seguros, pero no estaban ahí todos los días para verlo", enfatizó Bosco.

El punto de inflexión llegó tras su regreso de los Juegos Olímpicos de París. Con 27 años, y después de recibir apoyo y asesoramiento, Bosco tomó la valiente decisión de denunciar. "La noche anterior no paraba de llorar", confesó.

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