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EL DIARIO digital
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Dos semanas después de la detención del gendarme Nahuel Gallo en Venezuela, autorizado por el Gobierno para visitar a su familia, pero acusado por el régimen de Nicolás Maduro de ser parte de un "plan" para sacar a los opositores asilados en la residencia de la embajada argentina, el chavismo flexibilizó las condiciones de detención del gendarme. Según dirigentes del kirchnerismo, autorizó el intercambio de cartas entre Gallo y su familia, que ya se produjo.
Habrían participado de las negociaciones el exembajador en Venezuela Oscar Laborde y el dirigente social Juan Grabois, aunque este último hizo saber que "no confirma ni desmiente" la información, y que "todo lo que haga será consensuado con la familia" de Gallo. La madre de Gallo, Griselda Heredia, envió según estas fuentes una carta a Gallo, que fue recibida. Aún no recibió la respuesta escrita de su hijo, única vía aceptada por Venezuela.
Mientras tanto, desde la Cancillería argentina afirmaron no tener registro de ningún contacto, aunque expresaron su deseo de que las gestiones "sean ciertas". Las fuentes oficiales consultadas por este diario abundaron: "En estos casos no hay banderas políticas, solo la Argentina".
Cancillería
Con un ojo puesto en Caracas, y mientras monitorean "minuto a minuto" lo que consideran una situación "inestable" y "peligrosa", la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el canciller Gerardo Werthein intentan por estas horas reforzar los puentes con terceros países para lograr la liberación del gendarme Nahuel Gallo. Brasil, Francia y países europeos participaron de esas negociaciones, hasta ahora sin resultados concretos.
Mientras las negociaciones siguen, y luego de que uno de los seis asilados, Fernando Martínez Mottola, se entregara de modo sorpresivo a la Justicia venezolana, en el Gobierno hay una certeza: Maduro y su número dos, Diosdado Cabello, intentarán retener a Gallo al menos hasta el 10 del mes próximo, día en el que está prevista la ceremonia asunción del cuestionado presidente venezolano para un nuevo período de seis años de gobierno.
Desde la Casa Rosada, la Cancillería y el Ministerio de Seguridad hablan de "chantaje", y afirman que la detención de Gallo y otras decenas de dirigentes de otros países tiene por objetivo lograr que esas naciones reconozcan el triunfo de Maduro en las elecciones del 28 de julio pasado, seriamente cuestionadas por la oposición y buena parte de la comunidad internacional.
Sospechas
La sorpresiva salida de Martínez Mottola, el único de los asilados que no respondía a la conducción de María Corina Machado, despertó sospechas en la oposición venezolana, y también en el Gobierno. "¿Qué otra opción tenía? Es una persona mayor, nada es por propia voluntad en ese contexto", explicaban a este diario cerca de Machado, justificando la decisión del ya ex asilado en la embajada argentina, hoy bajo bandera brasileña por la expulsión del cuerpo diplomático argentino, decidida en agosto pasado por Maduro.
"Brasil nos está ayudando, se está trabajando muy bien", cuentan desde el Palacio San Martín, decididos a reconocer las tratativas de la diplomacia de Luiz Inácio Lula da Silva para resolver la situación de Gallo y los asilados, en el contexto de un vínculo cortado entre Argentina y Venezuela. "No negociamos con ellos, ni vamos a negociar. Pueden pedir cualquier cosa, pero no nos sentamos con una dictadura", repiten cerca del Presidente.
La referencia no es casual, ya que Maduro exigió durante la gestión de Diana Mondino al frente de la cancillería la liberación de la dirigente social jujeña Milagro Sala, como condición para entregar el salvoconducto a los asilados, que entonces eran seis y hoy son cinco. En relación al gendarme, Cabello denunció que Gallo venía a "cumplir una misión", descreyó de que se tratase de un viaje de índole familiar, y denunció que el joven integrante de la fuerza de seguridad tenía participación en un supuesto plan para rescatar a los asilados de la residencia argentina.
El ex embajador argentino en Venezuela durante el kirchnerismo, Laborde suscribió esa tesis y apuntó contra la ministra de Seguridad, a la que acusó de "mentir" sobre los objetivos del viaje del gendarme. Afirmó, en un posteo de la red X, y en base a información que no especificó pero en línea con el chavismo, que la esposa "real" de Gallo "vive en Mendoza y se llama Andrea de Santiago".