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EL DIARIO digital
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Javier Milei protagonizó esta mañana un desayuno continental con 300 invitados VIP que apoyaron a Donald Trump e hicieron una larga cola en Mar -a- Lago para sacarse una selfie con el presidente argentino. Fue su última actividad oficial antes de partir a Buenos Aires, adonde tiene previsto encontrarse con Emmanuel Macron. Luego subirá a otro avión que lo llevará a Río de Janeiro para participar en el G20 de Brasil que organiza Lula da Silva.
En su intervención, Milei realizó una convocatoria a los presentes: "Como alguna vez hicieron los antiguos, creo que los que creemos en la libertad debemos unirnos para hacerle frente a esta barbarie y formar una alianza de naciones libres, custodios del legado occidental, estableciendo nuevos lazos políticos, pero también comerciales, culturales, diplomáticos y militares donde CPAC en esto tiene un rol fundamental".
En este sentido, Milei continuó: "Los Estados Unidos liderando en el norte, La Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa e Israel, el centinela en la frontera de Oriente Medio".
Cuando reciba a puertas cerradas a Macron y después se involucre en los cónclaves del G20, Milei asumirá que su alianza geopolítica con Trump causa reacciones diplomáticas que colocan a la Argentina en una zona de fuego cruzado. El presidente giró 180 grados en las posiciones históricas del país, y esa inédita perspectiva de política exterior es resistida por socios tradicionales que actúan en importantes foros multilaterales.
Macron aterriza en Buenos Aires para defender el acuerdo de Cambio Climático, un asunto global que Milei considera una antigualla ideológica del siglo XX. El presidente está más cerca de Trump respecto a la importancia de la agenda sustentable, y con Macron hará lo necesario para no enfriar la relación bilateral entre Argentina y Francia.
Mauricio Macri y Alberto Fernández siempre respaldaron el Tratado de París, y ahora Milei sostiene exactamente lo contrario en una decisión diplomática que se extiende más allá de Francia. Alemania, que es gobernada por una coalición con fuerte presencia del partido Verde, Holanda, Canadá, Japón y Reino Unido, por citar países que tienen influencia en organismos multilaterales, están a favor del acuerdo de Cambio Climático.
Javier Milei cierra su visita a los Estados Unidos tras encontrarse con Donald Trump
Y esa posición global establece cómo se articulan los votos que se ejecutan en los foros internacionales que Argentina necesita para estabilizar su economía. Milei contará con Trump cuando Estados Unidos tenga que influir en el board del FMI, pero el resto de los países del G7 harán su faena para cobrar que Argentina descalifica la agenda verde.
La crisis diplomática en ciernes no sólo alcanza al Cambio Climático y a los tironeos en el board del FMI, Milei vuela al G20 de Río de Janeiro con una posición de estado que puede convertir la cumbre de presidentes en una riña de gallos. Lula da Silva pretende un comunicado final del G20 con su impronta ideológica, y el presidente argentino no está de acuerdo.
Durante el G20 de Hamburgo, Ángela Merkel deseaba un comunicado final con un fuerte sesgo vinculado al Cambio Climático, y Trump se opuso hasta causar una solapada crisis diplomática. Milei ahora no dudará en repetir la conducta política de Trump, en este caso con Lula en Río de Janeiro.
No se trata de un táctica política para sumar likes en las redes sociales: Milei ya alineó su Cancillería en contra de la Agenda 2030 de la ONU, y en el G20 de Brasil va a repetir las posiciones que ya exhibió en la ONU, la OEA y la COP29. Aunque se quede solo en el escenario diplomático, frente al resto de los 19 países convocados por Lula.
La línea diplomática de Balcarce 50 es una construcción política-ideológica que protagonizan Milei, Karina Milei, Santiago Caputo y Werthein. No hay participación del staff de la Cancillería, que se entera cuando Werthein baja la orden directa. Es un método de gestión que apunta a corregir la molicie en épocas de Diana Mondino, que cayó después votar a favor de la dictadura cubana.
Milei decidió alinear la política exterior con la agenda global de Estados Unidos. Pero ese concepto enfrenta un obstáculo básico: son países de distinto volumen con diferentes intereses. Y Trump ya tiene sus propios desafíos en Medio Oriente, Europa y China.
El leverage (apalancamiento) en la negociación multilateral tiene distinta lógica y Argentina apoya su política exterior en las naciones que avalan el cambio climático o creen que se deben proteger los derechos de los pueblos originarios.
La diplomacia no es un juego de suma cero: es ajedrez, y en el caso de la Argentina, siempre toca las piezas negras.