Los jueces Diego Bonanno, Raquel Lafourcade y Mariela Moralejo fueron los que en 2017 condenaron a tres imputados por el secuestro y asesinato de la pequeña. Y en 2020 fueron confirmadas las penas.
Escuchá esta nota
EL DIARIO digital
minutos
Buenos Aires (NA) - El caso de Candela Sol Rodríguez, la niña de 11 años que fue secuestrada en la localidad bonaerense de Villa Tesei y cuyo cuerpo sin vida apareció nueve días después, cumplió ayer diez años.
Los jueces Diego Bonanno, Raquel Lafourcade y Mariela Moralejo fueron los que en 2017 condenaron a tres imputados por el secuestro y el asesinato de la pequeña, mientras que en 2020 la Sala IV del máximo tribunal penal bonaerense confirmó las penas y la misma fue integrada por los jueces Ricardo Maidana, Ricardo Borinsky y Fernando Mancini.
Uno de los penados fue Hugo Bermúdez, a quien se lo consideró como el coautor del delito de privación ilegal y el homicidio de Candela, ya que se lo acusó de haber secuestrado, violado y matado a la niña. Fue condenado a cadena perpetua.
En tanto, Leonardo Jara también fue considerado coautor penalmente. Fue el culpable de la privación ilegal de la libertad de Candela, seguida de su muerte.
Además, fue quien realizó la amenaza telefónica recibida por Betiana Labrador, la tía de la nena: "Ahora sí que no la vas a encontrar nunca a tu hija. ¡Jamás la van a encontrar! Te lo aseguro yo, hasta que esa conchuda no devuelva la guita, no la va a ver nunca más… Que le pregunten al marido dónde dejó la guita".
Por su parte, Gabriel Fabián Gómez fue considerado partícipe secundario y necesario del secuestro y el asesinato, a la vez que realizó tareas de inteligencia en la casa donde se mantuvo a Candela cautiva.
Aunque la Fiscalía pedía ocho años por ser partícipe secundario, fue condenado a la pena de cuatro años de prisión.
En cuanto a cómo sigue el caso, se informó que se realizará un segundo juicio en el que serán juzgados como "partícipes necesarios" Miguel ángel "Mameluco" Villalba (condenado a 27 años de cárcel por una serie de causas por narcotráfico), Sergio Chazarreta (expolicía bonaerense), Héctor "El Topo" Moreyra (sindicado como informante policial) y Néstor Altamirano (carpintero).
Con siete testaferros, una fortuna oculta, autos, propiedades y una flota de taxis y presunto instigador del crimen de Candela Sol Rodríguez, Villalba había señalado en 2019 desde el penal de Rawson: "Porque me metí en la política, fui juzgado y condenado".
Ahora también será juzgado como "partícipe necesario" en un segundo juicio que se realizará por el secuestro y el asesinato de Candela.
En 2004 "Mameluco" Villalba fue condenado por primera vez por narcotráfico y fue apodado como tal por nunca haberse sacado el uniforme de la escuela industrial donde estudió, mientras que era considerado como un "peso pesado" en el municipio de San Martín.
Cinco años después, en 2009, fue puesto en libertad y emprendió una "cuenta pendiente": ser intendente. Es por eso que, un año después y acompañado de -aproximadamente- 50 personas, reclamó una autorización para un acto político en el Concejo Deliberante, pero sus sueños se quedaron en el camino.
En 2011 volvió a ser detenido por traficar 30 kilos de marihuana, hecho por el cual su hermano también estuvo involucrado y en 2014 fue penado por este caso y le unificaron la condena con una anterior.
También estuvo implicado en el caso Candela, sobre el cual en 2017 declaró como testigo y se desvinculó del hecho: "Yo no fui, odio a los secuestradores. Sufrí secuestros y nunca haría algo así", dijo y agregó que cree que el crimen fue por un secuestro extorsivo que estaba "vinculado a plata del narcotráfico".
En 2018, fue acusado de poner en circulación dinero del narcotráfico con la compra de bienes (entre ellos, ocho taxis y una camioneta de alta gama) y se le confirmó la condena a 27 años a prisión por lavado de activos y tráfico de droga.
Villalba intentó ser intendente y en 2009, luego de salir de la cárcel por su primera condena, abrió un lavadero y en ese entonces decía que tenía un negocio en blanco, con 120 autos que asistían por día, pero la realidad fue otra porque el titular del lugar era otra persona.
Sin una buena reputación ni intenciones de bajar su perfil, decidió postularse como candidato a intendente de San Martín en 2011 y, según señalaban sus afiches, prometía "trabajo, salud, educación y seguridad".
El proyecto quedó a medio camino por los hechos a los que estaba vinculado: venta de drogas, lavado de dinero, partícipe de un secuestro y vinculado a Pablo Bressi.