Opinion

Cuidar al Banco, porque no habrá ninguno igual; discutir Santa Rosa, no Narnia ni Disney

La discusión sobre la idea de ciertos "privilegios" para una minoría vinculada al Banco de La Pampa vino bien para poner en debate no sólo el árbol, sino el bosque: lo que significa esa entidad crediticia que ahora será muy sociedad anónima, pero no deja de ser de fomento; en el Concejo Deliberante de la capital, a veces el debate enriquecedor derrapa hacia cuestiones de nulo interés comunitario.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El sólo hecho de que se haya puesto en debate la situación del Banco de La Pampa es un asunto enriquecedor para la vida pública provincial, porque más allá de que en el candelero quedó un tema central tanto la oposición como el oficialismo y las propias jerarquías de la entidad crediticia incluyeron en su agenda otras problemáticas.

El que tiró la primera piedra, pero a sugerencia de alguien que conduce el propio banco, fue el diputado radical Javier Torroba: expuso públicamente la existencia de una maniobra para generar un mecanismo de "jubilaciones de privilegio" que alcanza a una minoría de jerarcas de la entidad.

El legislador planteó sus argumentos incluso en una nota que elevó al gobernador de la provincia, Sergio Ziliotto, y si bien mechó en el asunto otras cuestiones vinculadas a políticas del BLP, situaciones con las que no coincide o reclamos respecto de otras limitantes, hizo una clara referencia a que es un banco donde el poder público pisa fuerte y donde el Estado es actor central.

Desde ese punto de vista sonó sensata, por más que tuviera un interés político incluso legítimo, su advertencia respecto de que se estaba abriendo la puerta a un privilegio inaceptable, en el que el Estado le estaba haciendo el juego a una minoría de élite: la asamblea terminó postergando una definición sobre el asunto.

No puede ignorarse que las jerarquías del BLP están en "otras ligas" respecto de trabajadores comunes, incluso de niveles gerenciales, y es posible que comparen sus situaciones económicas y merecimientos con niveles gerenciales de entidades multinacionales que pagan salarios multimillonarios.

Pero La Pampa no puede ignorar el contexto y el origen de un organismo que si bien por imperio de las últimas normativas está adecuándose como sociedad anónima, es también el banco local, el de las familias y productores de siempre, y el que no puede abandonar su idea de fomento que en algún punto tenga en cuenta las ideas de solidaridad y justicia social.

En muchos aspectos el Banco de La Pampa es envidia de otras provincias, que observan en esa entidad y su vínculo con el poder político una herramienta que permite tirar salvavidas a los sectores productivos o necesitados, con promociones, propuestas crediticias, o beneficios a clientes del sector trabajador que son literalmente extraordinarios.

Eso no impide que algunos cuestionamientos opositores, atados a la demanda por esta discusión puntual de los "privilegios", puedan o deban ser atendidos, pero siempre y cuando se parta de la base de que el Banco de La Pampa es hoy aportante de soluciones a una ciudadanía que desde otros ámbitos o espacios recibe más problemas que remedios.

A veces en modo parche, a veces tomando en cuenta mejor las situaciones de mediano plazo, el oficialismo coherente y la oposición sensata, como otros actores de la vida pública pampeana y como propia comunidad, tienen en claro que al Banco de La Pampa hay que cuidarlo, porque -como dice el tango- no habrá ninguno igual, no habrá ninguno.

…y una de arena…

El Concejo Deliberante tuvo otra semana de cruces picantes, a partir de un par de temas que quedaron en el centro de la agenda y de las conductas reincidentes tanto del oficialismo como de la oposición, que no se apartan del estilo ni del libreto que tienen desde que se inició el "segundo tiempo" de Luciano di Nápoli como intendente.

A la hora de votar respecto de los módulos para el Mercado Concentrador, el PJ terminó alzando la mano en soledad, como seguirá ocurriendo seguro en varios otros temas, a partir de su consecuente decisión de apoyar, incluso sin necesidad de mirada crítica, las propuestas que provengan del Ejecutivo municipal.

La oposición chicanea esa convicción, advirtiendo que los concejales y concejalas del PJ funcionan como una escribanía del Ejecutivo y toman como "palabra santa" cualquier planteo que haga "Copete".

Desde la vereda contraria, el rejunte de la UCR, el PRO y el tiernismo, que en general funciona aceitadamente a la hora de aunarse para oponerse, planteó sobre esa iniciativa, como frente a otras, observaciones técnicas y otras más vinculadas con lo que los propios ediles definen como "sospechas".

Desde ya que es función del cuerpo legislativo bregar por la información pública y la transparencia, pero cuando esos planteos se reiteran o se traen livianamente a la opinión pública corren el riesgo de sonar como excusas, sobre todo si no se profundizan en denuncias concretas y formales.

Ya le pasó en otros aspectos a ese bloque opositor, pero sobre todo a la UCR, un partido de raíz popular que sin embargo se ha perdido la posibilidad de dar su respaldo a algunas políticas de claro impacto positivo en la comunidad, y que se entiende que a lo mejor no forman parte del radar de las fuerzas más derechosas como el macrismo o el tiernismo.

El radicalismo, por ejemplo y posiblemente en afán de sostener su alianza con los otros bloques antiperonistas, terminó oponiéndose al "compre cooperativo" o a la obra de energía eléctrica para los barrios populares, dos cuestiones que bien podrían formar parte de su genuino interés.

En ese marco, la oposición también desempolvó una nueva discusión, en este caso muy engorrosa desde el punto de vista técnico, sobre la "tasa" de la oblea de la Revisión Técnica Obligatoria: acusó al oficialismo de que su desidia le impidió notar que sin darse cuenta estaba dejando sin efecto ese gravamen.

El PJ respondió con más tecnicismos y también con acusaciones para sostener el cruce picante: dijo que el rejunte de la UCR, el PRO y Comunidad Organizaba no dejaba de practicar su infantilismo para ponerle palos en la rueda a la gestión.

Este tema puntual está muy lejos del interés real de vecinos y vecinas, y bien puede ser una oportunidad para que de un bando y del otro reflexionen respecto de si ciertos planteos son de verdad inquietudes de Santa Rosa, o si son debates que se dan en Disney o en Narnia.

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