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EL DIARIO digital
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Una de cal
La reacción generalizada contra el odio discursivo del presidente Javier Milei, el freno que la comunidad le puso a la andanada fascista que pretende ser un ensayo, es un soplo de aire fresco en medio de las malas noticias de cada día: la multitud que se sumó, en la provincia como en el país, a la Marcha Antifascista, constituye en ese sentido una bisagra.
Milei ya no es el panelista alocotonado que desfilaba por la pantalla de la tele, sino el presidente de la Nación, y por lo tanto se pretende que sus intervenciones, incluso discursivas, estén a esa altura, y no a la de alguien "propio de la prehistoria", como señaló uno de los documentos de adhesión a la movilización popular que copó plazas y calles.
El encuentro permitió que bajo un mismo paraguas estuvieran las organizaciones orgullosas que fueron las atacadas directas y las primeras que pusieron el pecho, pero también con el acompañamiento de otras fuerzas de la democracia, desde organizaciones no gubernamentales y referencias de Derechos Humanos hasta partidos políticos y figuras principales de distintos poderes, pasando por representaciones sindicales.
La dirigencia política, en este caso como en tantos, fue a la zaga de lo que marcaron previamente otros espacios ciudadanos, como resulta lógico de un momento en que esas caras visibles de la política tradicional aparecen paralizadas o confundidas por el mensaje electoral de 2023, que sacudió el tablero político como pocas veces antes desde el regreso de la democracia.
El mensaje de Milei en Davos, además de ridículo por su retardo histórico, resultó desfasado respecto del ámbito y desubicado en cuanto a las cuestiones que puso en escena, pero desnudó de modo rotundo las caracterizaciones e intereses del espacio político extremista que está conformando.
Nublado por los aparentes éxitos macroeconómicos y agitado por el club de fans, además de por su propia sicología, el presidente arremetió como si sus dichos y actos no tuvieran consecuencias, o suponiendo que la pasividad extrema de sectores gremiales, judiciales y partidarios derramaría de modo directo sobre otros espacios de la población que ya han dado sobradas muestras de su capacidad de lucha, resistencia e iniciativa.
La unidad en la diversidad que expresó la marcha antifascista, además con una riqueza conceptual respecto de la que sería deseable que el propio gobierno nacional tome nota, no puede quedar en un episodio espasmódico, sino que tiene la potencialidad de volverse un mojón de otro proceso todavía más importante: el de gestar, de verdad, una herramienta política que proteja a la democracia del autoritarismo que se huele en la cúspide del poder político.
Las encuestas que mandó a hacer el gurú informático preguntándole a la ciudadanía si se bancaría una dictadura mientras la economía funcione y el modo en que le pegaron un voleo a uno de los fundadores de la Libertad Avanza por el sólo hecho de disentir, son muestras de esta misma semana de un modo de gobierno que tiende a la autocracia: lo mejor es advertirlo más temprano que tarde.
y una de arena
La disputa pública que involucra al gobierno provincial, a algunas entidades de representación de las patronales agropecuarias y a ciertos actores de la oposición política son parte del juego democrático, que bienvenido sea, pero también de un marcado oportunismo que copa de semejante modo el escenario que hace dificultoso aproximarse a la verdad.
Desde hace tiempo reina en la actividad política, o pública en general, la sensación de que se puede decir cualquier cosa, incluso mentir a sabiendas y de modo contundente, porque después resulta verdaderamente complicado llevar las cosas a un punto que se parezca a la realidad: el reinado de los "fake news" implica un daño social irreparable y está en su momento más firme.
Ni bien el gobierno nacional anunció un limitadísimo recorte de las retenciones para algunos productos agropecuarios, con el exclusivo interés de que ingresen dólares, un ala que se pretende libertaria dentro del PRO resolvió salir a pedir públicamente que en La Pampa se le bajen impuestos al sector.
La falta de seriedad del planteo, puro humo, queda en evidencia en el sólo hecho de que la diputada Noelia Viara, amarilla pero con ganas de avioletarse, ni siquiera pudo convencer a sus compañeros de banca que tienen un recorrido más sólido en las instituciones de la democracia, y que prefirieron escamotear sus firmas para no quedar expuestos a un papelón cuando se conocieran algunos datos certeros.
El gobierno se vio en el brete de difundir algunos números de la recaudación fiscal, una situación que en general suele ser incómoda y que también le puede granjear algunos enemigos: la revelación de que el sector propietario rural aporta con sus impuestos apenas el 2,36% de lo que la Provincia junta de diversas fuentes exime de mayores comentarios y pisotea la liviana argumentación opositora que se usó para la iniciativa.
En el mismo momento, y aprovechando el río revuelo, la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) difundió un documento haciendo diversos planteos al gobierno provincial, desde la queja por la red vial hasta el destino de lo que se recauda por las guías.
En ese sentido, CARBAP como toda un ala de la anti-política, reniega de los impuestos en sí mismos y plantea sin pruebas y sin datos, pero estimulando sospechas, que se recauda "para derivar fondos a cuestiones políticas que en nada mejoran el bienestar general de la sociedad".
Cuando faltan argumentos reales, cuando no hace falta tratar políticas públicas con seriedad porque las falacias no tienen consecuencia, la "currificación" -como describió en Santa Rosa en estos días Juan Grabois- está a la orden del día: las guías, los ingresos brutos, la RTO, pero también los Derechos Humanos, el arte o la ciencia y cualquier situación que permita el financiamiento del Estado, termina bajo sospecha porque sí nomás, como todo argumento para oponerse.