Opinion

La necesidad de la obra pública y el derrame de la violencia verbal

La Cámara Argentina de la Construcción reconoció la decisión pampeana de "militar la obra pública" -como dijo el gobernador Sergio Ziliotto- durante la sesión de su Consejo Federal que se hizo en Santa Rosa; el plenario gremial que planteó demandas legítimas y se hizo ver en Casa de Gobierno derrapó hacia la violencia y el insulto, muy en el Estilo Milei.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El gobierno provincial recibió algunos mimos elogiosos por parte de la cúpula de la Cámara Argentina de la Construcción, que en la semana que se fue eligió a Santa Rosa para la formal sesión de su Consejo Federal.

El gobernador Sergio Ziliotto respondió en consecuencia, e hizo un llamado a "militar la obra pública" que obviamente sonó como la más maravillosa música en los oídos empresariales del sector, castigado por las políticas públicas del presidente Javier Milei pero deseoso de sostener el diálogo y la expectativa con un gobierno libertario que ya se ha mostrado pragmático aunque tenga que renegar de sus propios principios.

La Pampa es una de las pocas provincias que, con entusiasmo y una ley sancionada en consecuencia, ha decidido por su propia cuenta, y pese al ahogo propiciado desde Nación, afrontar la terminación de algunas obras públicas esenciales.

Aunque el presidente de la Cámara nacional, Gustavo Weiss, se mostró conciliador con el gobierno nacional en su discurso, también deslizó que "no hay país posible sin una infraestructura robusta" y confesó que el sector despidió a 120.000 trabajadores en un año. Recordó que, a contramano de la teoría libertaria, en los países desarrollados la inversión en el sector es pública en un 85%.

La Cámara agradeció que el presupuesto pampeano que se debate en la Legislatura provincial contemple un 14% de fondos destinados al área, aunque también remarcó que, desde ya, hubo tiempos más hermosos y es entendible el recorte de esta hora en que las prioridades son la emergencia alimentaria y la cuestión social en un contexto en el que la motosierra nacional arremete contra fondos legítimos y programas históricos.

La distribución de los recursos provinciales posibles tuvo en la Legislatura provincial un largo tiempo de exposición, discusión y análisis, con las visitas que hicieron autoridades de distintos ministerios para exponer criterios y prioridades al afrontar un 2025 de "estrechez financiera", según la definición madre del gobernador Ziliotto.

El oficialismo espera que haya comprensión y hasta acompañamiento de algunos sectores de la oposición, sobre todo de parte de quienes consideran abusivo el proceder del gobierno nacional y tienen además representantes políticos a cargo del gobierno de intendencias que padecen en carne propia el ajuste feroz y el morboso festejo de las consecuencias más crueles de ese recorte.

No está tan claro que la oposición vaya a mostrarse concesiva y amable con el gobierno provincial, sobre todo porque ambos campamentos ya otean sin disimulo que viene un año electoral en el que se van a sacar chispas en campaña, como aperitivo de la madre de todas las batallas de 2027, y en un marco en el que todavía no está claro cuál será el diseño de alianzas y coaliciones.

Más allá de la disputa preelectoral, reina en las filas del PJ pampeano la convicción de que la oposición no tiene plafón esta vez para hacer otra puesta en escena de retaceo del quórum, como ya ocurrió frente a otros proyectos clave.

...y una de arena…

Un plenario de la Intersindical de gremios estatales tuvo derivaciones que ni las propias referencias más importantes de ese espacio tenían en el radar como posibilidad en el actual contexto socio-económico y político.

El llamado a un paro para el próximo 28 de noviembre había circulado como probable en tono de rumor y es una postura que tampoco puede llamar demasiado la atención en un marco de conflictividad creciente, achicamiento del poder adquisitivo, salarios bajos que además se siguen cayendo y una inflación oficial que no se parece en nada a la soportan el común de trabajadores y trabajadoras.

Lo que no estaba en los planes era que la convocatoria a una movida de por sí audaz, porque implicaba una puesta en escena en Casa de Gobierno, derivara en planteos que primero pudieron ser altisonantes pero que derraparon directamente hacia la violencia y la personalización del conflicto, una situación que no conviene a empleados y empleadas.

No hay dudas de que los sindicatos están habilitados a hacer sus reclamos -esa es incluso su razón de ser- y a plantear sus demandas con dureza, incluso fustigando al gobierno provincial, pero el camino que eligió Marcelo Morales como representante de la Asociación de Trabajadores del Estado en lugar de argumentar y exigir derechos prefirió ensuciar personas e insultar sin miramientos.

De alguna manera, la sucesión de insultos al secretario de Trabajo Marcelo Pedehontaá manchó los pedidos justificados y la estrategia sindical aceptable y hasta lógica de convocar a un paro de actividades.

Fue oportuno que dirigentes de otros espacios no sólo se distanciaran de esa andanada de agresividad, sino que repudiaran un estilo que es el que caracteriza al presidente de la Nación Javier Milei, y que señalaran que la realidad pampeana no habilita semejante furia y odio, además porque los sindicatos han sido tan escuchados que ya hay una reunión paritaria para el 20 de este mes, antes de la propia medida de fuerza.

La negociación salarial habilita disidencias, representación de intereses opuestos, incluso la denuncia de conductas que se consideren insanas como los "aprietes", pero cuando surgen adjetivos calificativos y epítetos se empioja cualquier posibilidad de seguir avanzando hacia acuerdos.

Respecto de la cuestión de fondo, a ambas partes les asiste algo de razón y quizá tendrán que encontrar un punto en común: aunque el gobierno respetó en lo que va del año incrementos que siguen la inflación, los sueldos se achicaron de modo feroz durante el mes de diciembre en que Milei y su ministro de Economía Luis Caputo concretaron la devaluación salvaje.

A su vez, también las arcas provinciales deben fijar prioridades que atiendan a toda la provincia, y no sólo a la administración pública, mientras sufren los ataques inauditos de un gobierno que pisotea el federalismo como ningún otro antes y que arremete contra La Pampa con odio y resentimiento.

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