Opinion

Conflicto político destrabado, pero con amenaza de repetición

La Legislatura tuvo quórum y se aprobaron dos leyes claves para el gobierno, pero fundamentalmente para los sectores más necesitados de la sociedad; el funcionamiento institucional que viene igual está en duda, y sólo la conducta de los actores involucrados demostrará si se priorizan la sensatez y la honestidad intelectual, o el oportunismo y los mensajes de odio.

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EL DIARIO digital

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Una de cal...

Finalmente la Legislatura se puso en general a la altura de las circunstancias y a partir de la nueva idea del gobernador Sergio Ziliotto para destrabar la falta de quórum, sancionó dos leyes que permitirán un funcionamiento institucional más saludable al menos hasta fin de año y garantizan la atención de la emergencia alimentaria que provocan las políticas del gobierno libertario.

Tuvo que pasar medio año y mucha agua bajo el puente para que los distintos bloques se pusieran de acuerdo no ya en cuál proyecto sancionar, sino en qué momento ocupar las bancas: esta vez la UCR y el PRO, a excepción de una legisladora que jugó para su propio interés personal, cumplieron una función más parecida a la que les pidieron en las urnas pampeanos y pampeanas.

Se ha escrito en estas líneas de modo recurrente: la herramienta de negar el quórum no deja de ser un modo legítimo de posicionarse políticamente, siempre que sean tenidas en cuenta las circunstancias, las oportunidades y la cantidad de veces en que se apela a esa estrategia.

En este caso puntual, el rejunte de partidos opositores tiró de la cuerda hasta el mismísimo momento en que las 10 mil familias más necesitadas de la provincia se quedaron sin el aporte que el gobierno provincial les venía desembolsando mensualmente, y a las puertas de escollos para el depósito de los salarios de trabajadores y trabajadoras de la administración pública, situación que en La Pampa nunca fue un problema.

Eso ya es pasado: la táctica del gobernador, para incluir en una ampliación presupuestaria el aumento de ingresos brutos sobre el sistema financiero y los juegos de azar, le abrió la puerta a otro escenario y facilitó el acuerdo, más allá de que, como era lógico y es atendible, el PRO y la UCR votaran en contra de ese incremento.

Tampoco puede ignorarse un aspecto novedoso y no negativo de la nueva conformación legislativa: el hecho de que el peronismo ya no tenga una mayoría propia obligó al oficialismo a un ejercicio para el que quizá estaba falto de práctica, puesto que gestión tras gestión ha manejado ese poder más o menos a su antojo.

Si existe la buena voluntad y la honestidad intelectual, resulta más bien bienvenido que haya fuerzas no oficialistas dispuestas a hacer aportes o a posicionarse críticamente ante algunas decisiones gubernamentales.

A tal punto que una vez salido, aunque con otro nombre, el "aporte solidario" que la oposición tanto rechazaba, el jefe de la bancada radical, Poli Altolaguirre, hasta festejó la sanción, como si fuera una idea propia, y reivindicó lo actuado en todo el proceso, bajo la convicción de que se terminó haciendo lo que su partido proponía desde un principio. 

Superado este obstáculo, que se extendió más de lo deseado, lo que resta es mirar también a futuro, para tratar de preguntarse cómo se comportará de aquí en más la Legislatura, puesto que le quedan más de tres años de sesiones y para la vida institucional de la provincia no sería precisamente positivo que este tipo de parálisis se vuelva moneda corriente de aquí en más.

…y una de arena…

A la lógica circunstancia de todo acto político, que encierra choque de intereses, disputas sectoriales, a veces incluso enfrentamientos personales, se sumará ya en las próximas semanas la ineludible cercanía del calendario electoral: la previa de las legislativas del año que viene, que tienen a nivel nacional una importancia neurálgica respecto del futuro de este país, posiblemente haga ruido también en el Poder Legislativo local.

Lejos de ser vistas como pura toxicidad para el desarrollo institucional, las elecciones son también el episodio que le da vida a la democracia representativa, aunque desde hace tiempo la llamada "clase política" hace méritos para que una importante porción de la comunidad observe los desempeños preelectorales como más como viejos vicios que como una oportunidad de proponer ideas y destinos.

Esa tendencia es independiente de las fuerzas partidarias y el clima previo ya están tan echado a correr que fue notable en la forma en que trató la problemática del aporte solidario obligatorio y del incremento presupuestario.

A tal punto que legisladores y legisladoras de la oposición prefirieron sostener su posicionamiento exacerbado en contra de la propuesta oficialista en lugar de atender con más eficiencia y celeridad lo que le reclamaban las propias intendencias de su signo político, que percibieron la realidad de modo bien directo y más sensible que en despachos alejados de la comunidad.

La sesión de la semana que se fue resultó la frutilla de ese postre, con innegables puestas en escena que sólo persiguen ocupar el centro de la escena para después recolectar voluntades: parece sabido que sectores opositores consideran más sencillo fidelizar algunos votos llevando la relación con el oficialismo a un punto cercano a la ruptura, y sólo así se entiende la pantomima de la representación de Comunidad Organizada abandonando la sesión para cobrar protagonismo.

La verdad es que finalmente daba lo mismo que Sandra Fonseca o Maximiliano Aliaga estuvieran o no en sus bancas, pero se enamoraron de la ausencia en las sesiones y dejaron sus bancas vacías, un símbolo que también debe ser interpretado a la luz de algunas de las recurrencias del espacio tiernista, cuyas caracterizaciones incluyen el autoritarismo y los mensajes de odio.

Más aún llamó la atención el comportamiento en extremo individualista de la diputada Noelia Viara, quien pese a su escasa trayectoria y volumen político se animó a desafiar a su propio sector y votó en contra de la misma ley que su partido avaló, después de un esforzado trabajo de consenso: Viara dejó mal parada a la presidenta del bloque, Laura Trapaglia, que perseveró para explicar la incidencia del PRO en que no haya un nuevo impuesto.

Las movidas sectoriales interesadas y que afectan a la ciudadanía también contaminan al oficialismo, que teniendo la responsabilidad de gobernar la provincia y una mayoría de municipios, en ocasiones parece más entretenido con las internas y sus fuegos amigos, aún cuando los últimos procesos electorales le demostraron al PJ pampeano la necesidad de cambiar algunas formas si quiere sostener su caudal de votos.

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