Opinion

Las apuestas en la agenda y una cuerda tensionada hasta el límite

Actores institucionales de La Pampa pusieron el ojo sobre una problemática que crece naturalizada, como le incidencia de las apuestas ilegales; el conflicto de la Municipalidad de Santa Rosa con Camioneros deriva hacia un enfrentamiento violento que deja en el medio a los trabajadores y a la comunidad.

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EL DIARIO digital

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Una de cal…

El pedido para que el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) intervenga como autoridad de aplicación para ponerle un freno a los sitios de apuestas on line fue, durante la agitada semana que se fue, una de las pocas novedades que podrían instalarse en el casillero de las noticias positivas, aunque también suena a una aparente quimera.

En días caracterizados por la discordia, los padecimientos del sector productivo y trabajador, la difusión de índices que demuestran la penosa situación económica, esa saludable ofensiva del fiscal general Guillermo Sancho contribuye al menos a poner en agenda una problemática que debe necesariamente ser abordada por los poderes del Estado, pero que por imposición de la lógica del mercado se naturaliza de modo lamentable.

El pedido concreto es que ENACOM bloquee 280 sitios de apuestas online ilegales que funcionan en la provincia y que fueron identificadas por el Gobierno en una denuncia penal realizada el mes pasado.

La acción, si bien es necesaria e importante, y va de la mano con otras movidas que se hicieron en la Provincia, parece una especie de pelea de David contra Goliat ya no sólo desde el punto de vista jurídico, sino político y cultural: las vidas cotidianas de las personas están invadidas por la constante publicidad de las casas de apuestas y esas tendencias generan tóxico especial en las juventudes que cotidianamente buscan entretenimiento en internet y las llamadas redes sociales.

Otra de las trabas que se presenta es el propio abandono del Estado nacional en estas lides: ENACOM, al que se le pide intervención, ha pasado a ser una especie de organismo fantasma para algunas de sus tareas, ya que las delegaciones provinciales, entre ellas la de La Pampa, han sido literalmente desmanteladas.

No obstante, en la causa judicial concreta hay alguna esperanza y oportunidad de que se le pueda poner freno al menos a quienes ni siquiera han dado el paso para legalizar esas prácticas perniciosas: como explicó el fiscal Sancho, el bloqueo simplemente frenaría por el momento la comisión de esos delitos, más allá de que luego pueda profundizarse para buscar responsabilidades.

El efecto nocivo de esas prácticas ya es parte de la vida cotidiana: en los colegios, en el barrio, en las oficinas de trabajo, la problemática se ha vuelto tema de conversación y de interés, sobre todo porque el comportamiento de la juventud, pero no sólo de la juventud, genera inquietud.

La lucha es muy desigual: la pantalla de la televisión, los sitios de Internet, las redes están atosigadas de propuestas que difunden y estimulan las apuestas, incluso tergiversando el lenguaje y llamándole a esa práctica "juego", y además conquistando el bolsillo de ídolos populares, deportivos o comunicadores para que promocionen sin vergüenza y sin cesar una industria que también se nutre de la ludopatía.

Corren tiempos donde esa batalla cultural parece siempre cercana a la derrota, sobre todo en un mundo y un país que intentan convencer a sus mayorías de que toda regulación es dañina y de que cualquier persona tiene la "libertad" de hacerse mal a sí misma: en ese marco, bienvenido sea que en La Pampa haya Estado presente, personas e instituciones dispuestas aunque más no sea a hacer el intento, desde el espíritu crítico, de mejorar en este aspecto la calidad de vida de los habitantes de la provincia.

…y una de arena…

Una audiencia de "conciliación" entre la Municipalidad de Santa Rosa y el Sindicato de Camioneros, que buscaba armonizar y acercar a las partes, terminó del peor modo, con la sensación de que está todo roto, de que no hay acuerdo posible y una judicialización penal del conflicto.

A la salida del encuentro la secretaria de Gobierno Carmina Besga, convertida en algo parecido a la jefa política del accionar comunal, acusó a un delegado gremial de haberla amenazado con "prenderla fuego" e incinerar también los bienes del Ente Municipal de Higiene y Salubridad Urbana (EMHSU).

Aunque el individuo acusado es Jorge Velázquez el contexto excede a situaciones personales y de hecho la actual circunstancia pareció ir gestándose paso a paso: la propia funcionaria había anticipado que no aceptaría amenazas sindicales, antes de que ocurrieran, y el modo en que las partes siguieron tirando de la cuerda derivó en el peor de los escenarios.

Ese clima permanece aún, porque la comuna dejó en claro que no incorporará a tres trabajadores a los que despidió en el marco del conflicto: esa había sido la sugerencia, claramente desatendida, que hizo la Secretaría de Trabajo, que para sumar un poco más de ruido al proceso está bajo la conducción de Marcelo Pedehontaá, un enemigo interno de la gestión del intendente Luciano di Nápoli.

Ese es otro costado del asunto: el jefe comunal ha adoptado la estrategia de brillar por su ausencia no sólo en esta cuestión, sino en general ante episodios o pleitos que lo puedan poner en cuestionamiento, como si existiera la táctica de cuidar su figura y que sea Carmina, quien además es su pareja y compañera de vida, la que tenga que poner la cara, lidiar con las cuestiones más antipáticas e incómodas y llevarse las quejas de propios y extraños.

Tarde o temprano, algún aprieto tendrá que ser abordado por el propio di Nápoli, sobre todo porque se le están abriendo frentes múltiples y paralelos, entre los cuales resalta en las últimas semanas la Revisión Técnica Obligatoria: la oposición política sacó provecho de lo que se percibe como un clima social contrario a esa herramienta y está arriando agua para su molino.

En cuanto al enfrentamiento en el EMHSU, lo que no puede perderse de vista en el marco de lo que parece una guerra sin cuartel entre sectores de poder es que en el medio de toda esa disputa está, por un lado, la comunidad de Santa Rosa y por otro las personas que viven de su trabajo, en una época especialmente compleja para los sectores de la producción y el empleo.

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