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EL DIARIO digital
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"Buen domingo a todos. Muchas gracias", alcanzó a decir el Papa en un estado de notable debilidad, según mostraron las imágenes difundidas por el Vaticano.
Francisco no pudo dar un mensaje completo, pero pasó brevemente entre los fieles en un clima de aplausos, emoción y gritos de "¡Viva el Papa!". Más tarde, el Vaticano informó que antes de su aparición, el Santo Padre se había confesado, orado y cruzado la Puerta Santa en la basílica de San Pedro.
En la misa, presidida por el arzobispo Rino Fisichella, se leyó un mensaje escrito por el Papa en el que habló de su enfermedad: "Comparto mucho con ustedes: la experiencia de la enfermedad, de sentirnos débiles, de depender de los demás".
El pontífice citó también a Benedicto XVI y cuestionó la cultura que excluye a los enfermos: "Una sociedad que no acepta a quienes sufren es cruel e inhumana", señaló.
La Santa Sede difundió además el texto del Ángelus dominical, que no pudo ser pronunciado, donde Francisco pidió mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales de la salud y reclamó más inversión en sanidad pública, para garantizar el acceso a los más vulnerables.
"Buen domingo a todos. Muchas gracias". Bastaron estas cinco palabras, pronunciadas por el Papa en una repentina aparición este mediodía ante la multitud tomada por sorpresa que lo aclamaba en la plaza San Pedro, en la Jornada del Jubileo de los Enfermos, para dar un golpe emocional al mundo católico que esperaba tanto este momento.
Francisco apareció por sorpresa en la plaza, donde se acababa de leer su intervención sobre los enfermos. Nadie lo esperaba, lo que multiplicó la felicidad de los miles de presentes, entre los que se encontraban enfermos como el mismo Papa, pero también sanitarios, médicos y todo el mundo dedicado a curar a pacientes.
"Ha sido un golpe emotivo formidable", dijo un comentarista italiano que refirió los momentos que se estaban viviendo en la plaza de San Pedro.
Francisco avanzó en su silla de ruedas empujada por su enfermero y asesor sanitario Strapietta hacia el centro de la plaza. El pontífice lucía en su cara las cánulas de oxigeno que le facilitan la respiración y sonreía a los atónitos católicos que no se esperaban "este regalo de Dios", como exclamó uno de ellos.
El Papa, en su intervención en la Jornada del Jubileo de los Enfermos. (Reuter)El Papa, en su intervención en la Jornada del Jubileo de los Enfermos. (Reuter)
Había llegado a la Basílica tras completar en secreto el breve recorrido interno con la Casa de Santa Marta, donde se aloja en el segundo piso, que después de dos semanas no había abandonado nunca por indicación de los médicos que lo asisten.
El Papa primero entró a la basílica y se confesó, para atravesar después la Puerta Santa, y dirigirse a la plaza.
"Buen domingo a todos. Muchas gracias". Fueron cinco palabras pronunciadas con voz débil. Su estado lucía bien. Y la gente seguía bajo el shock de que los deseos imposibles de ver y sentir al Papa se habían realizado.
El Papa rompió así un largo aislamiento que ha provocado ansiedad en los fieles y conjeturas de todo tipo.
Regresó después a la Casa de Santa Marta, donde todo el segundo piso está dedicado en la atención del ilustre enfermo, con el ánimo reconfortado y habiendo obedecido a los reiterados pedidos de los médicos de que no prolongara su estadía al aire libre.
Mientras tanto, se difundió el "Angelus" del mediodía que el Papa pronuncia habitualmente en la plaza de San Pedro ante una vasta multitud que recibe la bendición pontificia. El texto de Francisco fue difundido por escrito. El Papa denunció hoy "las condiciones inimaginables" que padece la población de Gaza y llamó a la paz en todo Medio Oriente, Ucrania, Sudán y otros países.
"Sigamos rezando por la paz en la martirizada Ucrania, golpeada por ataques que provocan muchas víctimas civiles, entre éstas muchos niños".
"Lo mismo ocurre en Gaza, donde la gente se ve obligada a vivir en condiciones inimaginables, sin techo, sin comida, sin agua potable. Que callen las armas y se reanude el diálogo, que se libere a todos los rehenes y se socorra a la población"
Francisco pidió la paz en todo Medio Oriente, en Sudán y Sudán del Sur, en la República Democrática del Congo, en Myanmar y en Haití, donde arrecia la violencia que hace unos días mató a dos religiosas".
En su intervención escrita en la Jornada Mundial sobre los Enfermos y leída a la multitud en plaza San Pedro por el arzobispo Rino Fisichella durante la misa, el Papa llamó a "no apartar de la sociedad a quienes padecen la enfermedad, pues afrontar juntos el sufrimiento nos hace más humanos".