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Denuncian desatención de adultos mayores y sueldos impagos en geriátricos de Pico

Son dos establecimientos, ubicados en los barrios Los Horneros y Carlos Berg. Según las denunciantes, uno aún no había conseguido la habilitación municipal.

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EL DIARIO digital

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General Pico (Agencia) – Un grupo de mujeres se presentó ayer en Fiscalía para denunciar una serie de irregularidades en dos geriátricos de la ciudad en los que trabajaban, propiedad de una misma persona, donde varios adultos mayores no eran bien atendidos. Abuelos deshidratados, mal alimentados, con dosis de medicamentos excesivas y hasta con sarna en sus cuerpos, describieron los padecimientos de las personas allí alojadas. Además, la dueña de los establecimientos nunca arregló la situación salarial de las denunciantes, dijeron.

Los geriátricos señalados se encuentran en calles 24 y 29 del barrio Los Horneros y en la calle 15 entre 48 y 52 del barrio Carlos Berg. Según indicó el grupo, ambos estaban a cargo de la señora Gisela Rebeco.

Las mujeres dialogaron con El Diario en la puerta de Tribunales, adonde ingresaron para formalizar la denuncia judicial por las irregularidades.

Ester es enfermera y se desempeñó en ambos asilos desde julio a noviembre de 2024. "Fui la enfermera y la directora técnica de los dos geriátricos", explicó, y detalló que "mi función era hacer los controles vitales de los abuelos, el control ocular para ver si estaban hidratados o no, y todo lo que yo veía lo plasmaba en la historia clínica. Todo lo que le comunicaba a ella, que no estaba en el lugar, lo escribía en el libro de actas. Todo quedó escrito".

Sobre la situación de los abuelos allí alojados, denunció que "se veía que algunos adultos estaban medicados en exceso, se advertía a simple vista que no podían contener su saliva, varios estaban deshidratados y otros permanecían postrados. En un momento vi que algunos pacientes tenían picazón y cuando los revisé confirmé que tenían sarnilla. La llamé a esta mujer y me dijo que ya estaba todo solucionado, que estaban medicados, que habían cambiado las sábanas y había comprado colchones, pero era todo mentira".

En cuanto a la situación laboral, Ester comentó que "me pagó un solo sueldo, cuando eran casi cuatro. Y nunca se presentó a las citaciones de Relaciones Laborales, ni respondió las cartas documento, lo que dice ya que es una persona que tiene la mala costumbre de vivir del esfuerzo ajeno".

Y agregó: "Cuando empezamos a comunicarnos con las chicas, nos dimos cuenta de que todas estas cosas se repetían. Es doloroso que ella no tenga ni siquiera un poquito de piedad por los adultos mayores, que son gente vulnerable".

Más testimonios

Sofía también se desempeñó en una de las residencias geriátricas, donde cumplía con turnos de ocho horas con varios ancianos a su cargo como única trabajadora en el lugar. Contó que "estaba a cargo de once abuelos y tenía que realizar todas las tareas, desde bañarlos hasta cocinarles. Me pagaban 340.000 pesos por mes, pero las condiciones eran pésimas, incluso la comida que se les daba era insuficiente". La joven comentó en esa línea que en más de una oportunidad vio cómo compañeras de trabajo ponían dinero de su bolsillo para comprar algo de comida para los adultos mayores.

Tamara realizó tareas de limpieza en el lugar, pero nunca llegó a cobrar, aunque asegura que tras varios reclamos y una inspección de Trabajo fue registrada "en blanco" como personal del geriátrico cuando ya no cumplía ninguna función por falta de pago.

"Me pagaban 240.000 pesos por trabajar cuatro horas, pero nunca me pagaron el sueldo, la situación era insostenible", describió la mujer y remarcó la falta de personal y la continua rotación en ambos geriátricos.

Consultadas por los familiares de los abuelos allí alojados, las mujeres afirmaron que pocos mostraron preocupación por ellos y, al mismo tiempo, el sistema de visitas establecido por la dueña de las residencias, de media hora fija por día, impedía a veces un seguimiento estricto de las familias y advertir algunas irregularidades.

También dijeron conocer que al menos uno de los geriátricos estaba pendiente de habilitación municipal y eran muchas las observaciones que en eventuales inspecciones realizaron a la propietaria, que en su gran mayoría no se cumplían con el paso del tiempo.

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