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Iara Altube: "Pienso en todas las que no pueden defenderse"

El caso de Iara Altube fue uno de los episodios paradigmáticos que encendió la alarma de la violencia machista en Santa Rosa. Este sábado estuvo en la Plaza San Martín.

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A fines de 2005, su entonces pareja, el empresario José María Jamad, la golpeó hasta dejarla en coma. Altube salvó su vida y a partir de allí comenzó una lucha para buscar justicia y para visibilizar el calvario que vivía, lo que en ese momento se definía legalmente como "violencia doméstica".

Este sábado, tomó el micrófono en la Plaza San Martín para contar su historia como pocas veces hizo. Aún con las marcas de lo que vivió, agradeció "a toda La Pampa que me apoyó cuando estaba en coma".

Recordó que en aquel momento cuando llegó al Hospital Lucio Molas "no me quisieron atender". "Pienso en todas las que no pueden defenderse, las que no tienen estructuras familiares para que las acompañen o que no tienen dónde ir el día después", dijo.

"¿Tenemos que estar en un cajón para que digan que es un femicidio? Y ahora quieren volver todo para atrás… No puedo creerlo", contó con la voz entrecortada.

Pidió por la activación de políticas de ayuda a las víctimas y contó su sorpresa al enterarse que hoy en día en la provincia "no funcionan refugios para víctimas ni haya asistencia gratuita".

"No importa lo que seamos, lo que nos pasa nos queda para toda la vida. El estado de violencia que hay hoy no tiene control y no hay razón para ejercer la violencia por ser diferente", insistió.

Sus palabras y su testimonio fueron coronados por un cerrado aplauso de toda la plaza, que ella recibió entre lágrimas tras recordar -una vez más- el infierno que vivió dos décadas atrás.

El agresor, reconocido empresario de la ciudad, la lesionó gravemente golpeándola en la cabeza con un palo de golf. Recién dos años después de la agresión, la Justicia excluyó del hogar al victimario y devolvió la casa a la mujer.

Jamad fue condenado a 2 años y seis meses de prisión en suspenso por el delito de lesiones graves, cuando todavía las leyes penales no consideraban la violencia de género como agravante. Zafó de la acusación de tentativa de homicidio, que no fue atentidad por los jueces pese al pedido de la víctima.

Altube pudo recuperarse después un tiempo prolongado de internación donde estuvo al borde la muerte, pero sufriendo graves secuelas tanto físicas como psicológicas.

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