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EL DIARIO digital
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Una joven de Victorica que estudiaba en Córdoba en el año 2003 y fue víctima de Marcelo Sajen, el violador serial que azotó la ciudad entre 1985 y 2004. "Después de la violación, lo que te queda es un dolor en el alma", contó la joven sobre el hecho que la marcó para el resto de su vida.
En 2003, Camila tenía 20 años, estudiaba Comunicación y vivía en Nueva Córdoba, zona tradicional de estudiantes universitarios.
El hecho se produjo el 16 de marzo, cuando la joven salió de su casa rumbo a la de unos amigos, distante unas seis cuadras.
"Cuando salgo del departamento, paso por el Sanatorio Allende, hago unos metros y, antes de llegar a la avenida Irigoyen, una de las cuadras se pone muy oscura", relató la joven a Infobae.
"A mitad de cuadra, en una casa que tenía como un zaguán, sale un hombre y me agarra del cuello, me apoya algo en la espalda y me dice: 'Caminá y no intentes hacer nada'. Me hizo volver sobre mis pasos, hasta la esquina de la calle Independencia", agregó.
El camino los llevaba hacia la Plaza España, límite geográfico entre nueva Córdoba y el Parque Sarmiento. "Tenía su mano en mi cuello. En ningún momento lo miré. Caminaba pegado a mi lado dando a entender que yo era su novia o algo. Entre la gente, recuerdo que de frente venía una pareja. Miré fijo al chico y le hice gestos de auxilio con los ojos para que me salvara, le quise dar a entender que estaba en manos de un tipo que me llevaba por la fuerza, que me estaba haciendo daño. El chico no logró deducir lo que le quise decir y recuerdo que la novia tampoco, es más, le hizo como una escena de celos", detalló la mujer, 20 años después de ocurrido el hecho.
Ya dentro del Parque y a metros de la laguna, Marcelo Sajen, como se llamaba el agresor, abusó de la joven pampeana que estaba próxima a cumplir 21 años.
"Me mostraba fuerte, pero estaba rota. Pese a que no le vi el rostro, miraba a las personas en la calle para ver si andaba cerca. Estaba muerta, muerta en vida", expresó Camila al hablar sobre esta situación por primera vez
"Llamé a mi casa a La Pampa por teléfono, atendió mi mamá y le dije: 'Me violaron'. Viajó mi papá a Córdoba y yo no sabía qué reacción iba a tener. Yo tenía culpa porque eran las diez de la noche y no estaba en mi departamento, estudiando o descansando, sino que estaba por ir a una juntada con amigos. Mi papá me abrazó y luego me dijo algo que hoy también me sigue generando culpa. Yo, que siempre fui tan de ir al frente, contestaría cuando creo que hay una injusticia ¿Qué pasó que no hice nada para escaparme? Mi papá me preguntó lo que yo me preguntaba esas horas y me sigo preguntando: ¿por qué no hice nada para escapar?, me cuestiono", manifestó la mujer. Y consideró que "después de la violación, más allá del dolor físico -que se pasa rápido-, lo que te queda es un dolor en el alma".
Dijo también que pensó varias veces en el suicidio y contó que "una vez me corté en la muñeca de mi mano izquierda, y como el corte fue profundo aún tengo la cicatriz, una cicatriz a la que le hice un tatuaje con una figura china que para mí representa paz".
Hoy, Camila se define de la siguiente manera: "me estoy reconstruyendo, porque vengo de una demolición. Hoy, con el paso de los años, recuerdo las fuerzas que tuve para decir: 'Este tipo no me va a cagar la vida'. Pero me la cagó. No pude terminar mi carrera universitaria y mi vida cambió para siempre. Pero, pese a todo, acá estoy, viva, en reconstrucción".
El violador
Marcelo Mario Sajen, a lo largo de casi dos décadas, aterrorizó a Córdoba. Se estima que abusó sexualmente de 93 mujeres entre 1985 y 2004, llegando a violar hasta tres a la vez. Sus víctimas, en su mayoría menores de 30 años, eran abordadas en la calle, principalmente en Nueva Córdoba y los alrededores de la Terminal de Ómnibus.
El caso Sajen expuso las falencias del sistema judicial y policial de la época. Las víctimas eran "revictimizadas" por un sistema que las sometía a interrogatorios en la mayoría de los casos denigrantes e insensibles, y realizados por hombres.
El 28 de noviembre de 2004, cercado por la policía, Sajen se pegó un tiro en la cabeza. Murió un mes después, el 30 de diciembre en el Hospital de Urgencias de Córdoba.