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EL DIARIO digital
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Luego de sistematizar una década de datos meteorológicos e información fenológica del pistacho, un equipo de especialistas del INTA presentó un mapa sobre los requerimientos ambientales para que el cultivo alcance la floración y fructificación en la Argentina. Se trata de información clave para la toma de decisiones en un contexto de auge de la producción de pistacho en la que, en los últimos 5 años, la superficie dedicada a este cultivo creció más de un 500 %.
Originario del Medio Oriente, el pistacho llegó a la Argentina en 1980 de la mano de dos productores de San Juan que trajeron material vegetal desde Irán y California, Estados Unidos. Desde ese momento, las hectáreas implantadas se multiplicaron en el sur de San Juan y norte de Mendoza. San Juan cuenta con 6.500 hectáreas dedicadas a la producción de pistacho, lo que representa 87 % de la superficie cultivada en el país. Así afirma el informe espcífico emitido desde INTA.
En Casa de Piedra, La Pampa, se ha experimentado un notable crecimiento en la producción de pistachos. Actualmente, hay aproximadamente 200 hectáreas dedicadas a este cultivo, algunas ya en producción y otras en vías de desarrollo.
Entre los proyectos destacados se encuentran: Pampapist SRL: Esta empresa familiar inició en 2020 con 16 hectáreas y ha sido pionera en la región. Caja Forense de La Pampa: Adquirió 119 hectáreas para el cultivo de pistachos, con planes de implantar más de 40.000 plantas. Erick Sabaidini: Comenzó con 16 hectáreas y recientemente amplió su superficie en 51 hectáreas adicionales, totalizando 67 hectáreas destinadas a la producción de pistachos.
Además, el programa de Promoción de Inversiones Casa de Piedra 2023-2028 ha aprobado proyectos que suman 413 hectáreas bajo riego para la producción de vides y pistachos, con una inversión privada superior a 7,8 millones de dólares.
Según explicó Eduardo Trentacoste -especialista en fruticultura del INTA La Consulta, Mendoza-, "a partir de las demandas recurrentes de los productores, se sistematizó una década de datos meteorológicos e información fenológica del pistacho y se realizó la primera zonificación agroclimática de la variedad de pistacho Kerman -la más difundida en el país".
El especialista aseguró, "Este documento de libre acceso es una herramienta clave de apoyo para la toma de decisiones de los productores respecto a este frutal". Además el mismo Trenatcoste no dudó en indicar que "este mapa aporta conocimiento para hacer más redituables las inversiones del sector privado, al reducir los riesgos y tener mayor probabilidad de éxito en la producción de un cultivo en auge con un consumo en alza".
El mapa sugiere que, en la Argentina, la zona agroclimáticamente apta para la producción del pistacho abarca una franja que conecta el sur de San Juan, norte-centro-este de Mendoza, sur de San Luis y centro-sur de La Pampa. Luego, otras zonas de estas mismas provincias presentan una aptitud media o condicionada, lo que significa que algunos años la producción puede verse comprometida.
"Las casi cinco décadas que cuenta el pistacho en la provincia de San Juan, donde sigue prosperando, dan prueba de la aptitud de la zona", detalló el especialista, al tiempo que reconoció el potencial de La Pampa en el caso de ser necesaria la expansión del cultivo. Según detalló Luján Masseroni -jefa del INTA 25 de Mayo-, La Pampa-, la provincia es una zona con mucho potencial por sus condiciones agroecológicas y por contar con un recurso fundamental como es el agua.
Soporta la aridez pero no la disfruta
En este punto, Gonzalo Sánchez -investigador del Conicet y del INTA San Juan- señaló: "Es sabido que el pistachero es tolerante a déficit hídrico, por la profundidad que alcanzan sus raíces y por sus adaptaciones anatómicas en las hojas, lo que lo hace un cultivo interesante para zonas áridas. Sin embargo, para alcanzar altas de producciones, la disponibilidad de agua es clave."
En el informe los especialistas explican que el mapa final, que sugiere las mejores zonas del país para el cultivo en cuestión, resulta del cruce de cuatro mapas: uno que define niveles de aptitud en base a la acumulación de porciones de frío (PF), otro en base a la acumulación de grados hora de desarrollo (GHD), otro respecto a grados días de desarrollo (GDD) y un cuarto que delimita áreas con diferente riesgo de heladas tardías, inferiores a -3ºC, durante el periodo de floración de los pistacheros.