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EL DIARIO digital
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Santiago Ferro Moreno (*)
En un contexto marcado por la apertura a las importaciones y la estabilidad cambiaria, la industria y el agro enfrentan desafíos que requieren enfoques innovadores. Las políticas locales deben priorizar la reconversión tecnológica y la capacitación empresarial, mientras que las provinciales deben liderar iniciativas para diversificar la matriz productiva y fortalecer las cadenas de valor regionales. Con planificación estratégica y herramientas prospectivas, hay oportunidad de transformar y construir propuestas que se anticipen a escenarios esperables.
Nuevo contexto
El contexto económico y social de Argentina está generando desafíos importantes tanto para la industria como para el sector agropecuario. Estos sectores enfrentan la necesidad de adaptar sus lógicas de gestión para garantizar su competitividad y sostenibilidad a largo plazo. Este informe destaca la urgencia de profesionalizar la gestión empresarial ante dos factores clave: la apertura a las importaciones y el nuevo marco de estabilidad económica en la industria, así como las demandas del sector agropecuario de mejorar su eficiencia financiera y comercial sin depender de devaluaciones.
El panorama industrial en Argentina está marcado por la creciente preocupación de empresarios frente a la competencia de productos importados. Esto obliga a las empresas locales a revisar sus estrategias operativas y financieras, promoviendo un enfoque en reducción de costos y mejora de productividad sin sacrificar calidad. La falta de protección arancelaria expone al sector a riesgos significativos que solo pueden ser mitigados mediante la eficiencia organizacional y tecnológica.
El agro enfrenta un escenario donde la estabilidad cambiaria elimina las ventajas de devaluaciones recurrentes, tradicionalmente utilizadas para compensar decisiones financieras o comerciales. Esta nueva realidad exige una reestructuración de los modelos de negocio, con énfasis en la gestión profesional de costos, análisis de mercados internacionales y diversificación de productos.
Ambos sectores, entre otros, tendrán que avanzar en cambios anticipatorios y estratégicos para lograr hacer pie en este nuevo contexto. La adaptabilidad es y será esencial, las empresas argentinas necesitan priorizar la gestión del cambio como herramienta estratégica para sobrevivir y prosperar en mercados más competitivos. Implementar sistemas avanzados de costeo y control financiero será crucial. Esto incluye clasificar costos según su impacto estratégico y adoptar modelos flexibles para adaptarse a fluctuaciones de mercado sin comprometer la rentabilidad y sostenibilidad. Será necesario innovar en herramientas de gestión y salir de la zona de confort.
Cualquier de los escenarios futuros de los negocios exigen profesionalización y un cambio de mentalidad. Las empresas necesitarán optimizar procesos, digitalizar operaciones, hacer uso inteligente de las nuevas tecnologías y adoptar prácticas sostenibles para mantenerse arriba de la cancha. El sector agropecuario e industrial de La Pampa, por su parte, debe avanzar hacia la diversificación de productos y mercados, con un enfoque más estratégico en la comercialización, agregado de valor, la gestión de costos e integración inteligente en tramas productivas. Será necesario incorporar prácticas de gestión basadas en datos, innovación y eficiencia. La planificación estratégica de largo plazo será un elemento diferenciador, especialmente en un país donde los ciclos de crisis han condicionado históricamente las decisiones empresariales.
Superar los modelos de gestión basados en la reactividad, típicos de entornos donde prima la incertidumbre y las reglas de juego siempre cambian, hacia una lógica proactiva y anticipativa. Esto implica adoptar herramientas como el costeo gerencial avanzado, la vigilancia competitiva y el análisis prospectivo, que permitan a las empresas identificar riesgos y oportunidades con antelación.
Los cambios de paradigma en la gestión de negocios en Argentina son una necesidad, y también una oportunidad para modernizar procesos y adaptarse a entornos globalizados. Las empresas industriales deberán priorizar la eficiencia y la calidad para competir con productos importados, mientras que el sector agropecuario necesita profesionalizar su gestión para maximizar su competitividad en mercados internacionales estables.
Desafíos y oportunidades para los gobiernos locales y provincial
La necesidad de generar políticas locales y provinciales más estratégicas es crítica en el contexto actual de transformación económica y productiva en Argentina. Tanto el sector industrial como el agropecuario enfrentan desafíos que requieren un enfoque coordinado y prospectivo, orientado a fortalecer las capacidades competitivas y adaptativas de las economías regionales.
En primer lugar, es esencial que las políticas públicas locales se orienten hacia la creación de entornos favorables para la innovación y la modernización tecnológica. La apertura a las importaciones impone a las industrias la necesidad de alcanzar estándares internacionales en eficiencia y calidad. Esto demanda, a nivel provincial, el diseño de programas específicos para capacitar y financiar la reconversión de pequeñas y medianas empresas, con foco en sectores estratégicos que integren cadenas de valor regionales.
Por el lado del agro, las políticas provinciales deben fomentar la adopción de herramientas avanzadas de análisis de mercados y control de costos, así como incentivar la diversificación productiva. Esto puede lograrse mediante la capitalización de las capacidades y recursos con los que ya cuenta la UNLPam, INTA e INTI. Hay que conectar a los productores, con investigadores y técnicos para dar el salto cualitativo, competitivo y sostenible.
Necesidad de pensar estratégicamente
Como deuda pendiente estructural, en escenarios nacionales pendulares y degradantes, es crucial avanzar en políticas que prioricen la planificación a largo plazo, incorporando herramientas permitirán anticipar tendencias globales, identificar oportunidades comerciales y mitigar riesgos derivados de la dependencia de factores externos como fluctuaciones de mercados internacionales o de la demanda externa.
Los sectores público, privado, académico y científico deben avanzar en propuestas conjuntas, concretas y estratégicas, que se anticipen y construyan capacidades necesarias para lo que viene. Hablamos de reconversiones industriales, cooperación empresarial real, negocios de triple impacto, gestión profesional de los costos, la comercialización y finanzas, agregado de valor en las exportaciones, uso inteligente de nuevas tecnologías, etc. En fin, es necesario armar un plan estratégico multisectorial, que sirva de hoja de ruta de corto, mediano y largo plazo, que fomente la verdadera articulación entre actores, favoreciendo la innovación, competitividad y sostenibilidad. Hay que activar y dar impulso a la inteligencia territorial, con vigilancia estratégica y competitiva de los sectores en los contextos internacional y nacional.
La colaboración intersectorial e interinstitucional es fundamental para crear redes de conocimiento que potencien el desarrollo económico en ambos sectores. Acá no se deberían escatimar esfuerzos para generar sinergias público-privadas, privadas-privadas, porque capacidades existentes hay.
Con estas iniciativas, La Pampa puede empezar a construir un modelo de desarrollo y transformación económica sostenible y competitiva. Estas acciones no solo fortalecerán los sectores industrial y agropecuario, sino que consolidarán la integración regional y la capacidad de anticipar desafíos futuros, garantizando un desarrollo equilibrado y adaptado a los nuevos tiempos.
El nuevo contexto argentino redefinirá las condiciones de desarrollo y competitividad, exigiendo un cambio de paradigma hacia modelos de gestión y gobierno más sofisticados, estratégicos y proactivos. La combinación de profesionalización, innovación, articulaciones sostenibles y sinérgicas y políticas públicas coordinadas será clave.
(*) Formador. Docente, investigador y extensionista. Emprendedor y productor agro. Asesor y consultor.