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Un hombre de una famosa funeraria, Ricardo Péculo, capacitó a personal de la CPE 

El personal del Servicio Funerario de la CPE recibió una nueva capacitación en la ejecución de todos los detalles que conforman su trabajo cotidiano, en un servicio que acaba de cumplir 50 años y ha sido históricamente muy valorado por los asociados de la cooperativa.

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EL DIARIO digital

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El responsable de la capacitación fue, como en anteriores ocasiones, Ricardo Péculo, un especialista en Tanatología Exequial, portador de un apellido reconocido a nivel nacional, ya que forma parte de la familia creadora de una famosa empresa de servicios fúnebres, ahora en manos de capitales extranjeros.

Si bien Péculo trabajó en esa compañía, ya no se dedica a los servicios exequiales sino a la educación y capacitación sobre la temática. Es director y fundador del Instituto Argentino de Tanatología Exequial, y desde ese espacio es que forma a personas que quieren dedicarse al oficio o a trabajadores que ya lo hacen en todo el país.

Integrantes del Servico Funerario cooperativo y del Departamento de Seguridad e Higiene, en la capacitación en Los Pioneros.

Esta capacitación fue dictada el salón Los Pioneros, donde concurrieron los 16 Integrantes del plantel del Servicio Funerario. Aunque algunos, los más nuevos, no conocen a Ricardo Péculo, no es la primera vez que el personal se capacita con él. Ya ha estado en Santa Rosa en otras ocasiones y por eso no duda en destacar la importancia de las cooperativas en la prestación de este tipo de servicios: "A diferencia de los privados, las cooperativas son concientes de que deben capacitarse y en forma permanente".

Una ciencia

Tanatólogo con número de matrícula 373 otorgado por el Instituto de Ciencias Tanatológicas, en diciembre de 1991, Péculo cuenta que esta ciencia estudia todo lo relacionado con la muerte, "al buen morir, al acompañamiento a familiares de enfermos terminales; nuestro trabajo, específicamente es la tanatología exequial, que inicia su oficio a partir de que sucede el fallecimiento, y también acompaña a las familias". Y, se explaya: "dentro de la Tanatología Exequial hay distintas especialidades como Derecho Funerario, Tanatopraxia, Tanatoestética y Ceremonial Exequial. Mi especialidad es Ceremonial Exequial, que abarca los ritos funerarios, las distintas religiones y costumbres lugareñas.".

Mientras hace una pausa en la jornada de capacitación en Los Pioneros, comenta que hace 61 años se dedica a este trabajo: "es el único que he hecho en mi vida, comencé de muy chico, casi por travesura en la empresa de mi hermano Alfredo, hasta que me di cuenta que podía ser muy útil en un momento muy difícil. Estudié, me capacite y acá estoy".

Ritos, ceremonias y duelos

Las ceremonias exequiales, en todo el mundo, son muy diversas y están muy ligadas a las religiones, a las creencias y costumbres de un lugar. "Hay muchos ritos funerarios y creo conocer a casi todos gracias a la capacitación; además, en cada lugar donde voy a capacitar, siempre aprendo algo nuevo y específico de la región".

-¿Han cambiado mucho las ceremonias en estos años, se minimizan o se incorporan novedades en sus rituales?

-"Sí, van cambiando, como todo. Siempre pongo el ejemplo de los cumpleaños: antes lo hacíamos en casa, ahora hay salones, después empezaron a poner horarios delimitados, de tal hora hasta tal hora... Y lo mismo pasa con los velatorios: antes se velaba toda la noche y ahora unas pocas horas, sobre todo en las grandes ciudades. En el interior se estaban manteniendo algunas costumbres, pero la pandemia cambió muchas cosas. Veo que fueron cambios que vinieron para quedarse. Pero lo básico de los ritos funerarios se mantiene".

La cremación

Uno de los cambios que Sergio Dutto —responsable de Servicios Sociales de la CPE y encargado del Servicio Funerario antes que el actual, Mauro Pagella— venía notando, incluso antes de la pandemia, es la preferencia por las cremaciones en lugar de las inhumaciones en los cementerios. Y esta opción por la cremación es preponderante en personas de mayor edad. "Los abuelos —comenta Dutto— argumentan que no quieren que sus cuerpos descansen en cementerios a los que las nuevas generaciones no van. Y tampoco quieren ser una carga, tanto económica como por el mantenimiento periódico (limpieza, arreglos de bóvedas) a los que ellos mismos se han visto sometidos durante décadas, a veces pagando y manteniendo bóvedas de personas que ni sabían quiénes fueron, pero formaron parte de la familia."

 Por su parte, Péculo advierte, sobre este tema, que es necesario atender el costado psicológico de los ritos. "El problema con la cremación es que si las cenizas se esparcen o se llevan a la casa, es posible que la necesaria elaboración del duelo se demore o perjudique".

Porque las ceremonias ancestrales tienen también ese objetivo: ayudar a quienes sobreviven a la pérdida de un ser querido a afrontar el dolor y favorecer el surgimiento de un cierre a una etapa compartida. Los ritos tienen su razón de ser, que va más allá de las creencias colectivas: son, de alguna manera, valiosas ayudas psicológicas individuales.

Otro problema con la cremación es que el destino de las cenizas, según informa Péculo, "no está legislado". Algunos cementerios municipales "ni siquiera tienen un lugar adecuado donde depositar las cenizas, por lo tanto al no estar legislado la gente opta por lo que se le ocurre".

Pero lo ideal —insiste— es que los restos (y las cenizas lo son) descansen en un cementerio. Esparcirlas significa no tener un lugar concreto de referencia de nuestros familiares".

 Otro consejo de Péculo es realizar el velatorio. "Es un acto social, es donde inconscientemente comenzamos con la elaboración del duelo, donde nos preparamos para dejar descansar a nuestro familiar y donde nosotros comenzamos a aceptar la separación. Además, en el velatorio se sucede el acompañamiento de nuestro familiares y amigos".

"Cuando alguien me dice 'para qué hacer todo esto si ya está muerto', pienso que esa idea es un grave error: los rituales y homenajes son también para los dolientes, no es lo mismo despedir a un ser querido solo llevándolo a la necrópolis, que homenajeando lo que fue en vida. Por eso tengo dos frases que en las capacitaciones se las grabé a fuego al personal de CPE y otras cooperativas: Para nosotros un fallecimiento no marca que una muerte ocurrió, sino que una vida ha sido vivida . Y nuestro trabajo es transformar un momento doloroso en una despedida inolvidable".

 

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