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EL DIARIO digital
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"Se pidieron informes y estamos esperando una respuesta", confió a El Diario una fuente ligada a la cartera educativa. Las partes reparten culpas, pero la solución no aparece.
La crisis edilicia del Colegio Santo Tomás fue planteada el año pasado por una comisión de padres a los integrantes de la Fundación, presidida por Mauricio "Yoyi" Ferretti. En la gestión, a Ferretti lo acompañan la vice Mónica Bigorito, la tesorera Nora Cudugnello y la secretaria Sandra Ramírez.
El Ministerio de Educación también conoce de cerca cuál es la situación por la que atraviesa el colegio.
Pero el estado de abandono con el que conviven a diarios las y los estudiantes, se agravó en el último tiempo: filtraciones, bancos rotos, falta de sillas, baños sin luz por temor a los que alumnos se electrocuten y hasta un pésimo funcionamiento de la caldera, aparecen entre varios de los problemas cotidianos.
Además, a esos reproches de la comunidad educativa en general, ahora se sumó un fuerte malestar por el ajuste en la cuota que cobra el colegio privado: un 90% de aumento que llevará el valor por encima de los 200 mil pesos mensuales en el caso de los que cursan inglés intensivo.
En los últimos días, Ferretti y el presidente del Club Belgrano, Mariano Iturri, se cruzaron en una serie de declaraciones y repartieron culpas.
"Las reformas están en marcha, pero están tardando un poco más de lo deseado. Los tiempos de los alumnos no son los mismos que los del Club Belgrano", dijo el máximo responsable de la Fundación.
Y agregó: "nosotros somos inquilinos... no podemos hacer cambios estructurales en el lugar. Pero lo que sí hicimos fue sentarnos con el Club Belgrano, acordar un fuerte aumento del alquiler y a partir de ahí el club se comprometió a resolver todos los problemas edilicios".
"Muchos de los reclamos que se están haciendo no son responsabilidad del Club Belgrano", sostuvo Iturri, en diálogo con este diario y en respuesta a los dichos del presidente de la Fundación.
Sin caldera
El presidente del Club Belgrano se había mostrado esquivo al contacto con este diario. El sábado, finalmente, atendió el teléfono y habló del tema.
Consultado sobre la caldera rota, en medio de las bajas temperaturas que imperan en esta época del año, respondió: "Ya iniciamos gestiones para conseguir una caldera, porque hay una rota esa es una de las cosas más importantes que nos falta hacer y que se nos está reclamando. Se está trabajando, porque además el pedido formal de estas modificaciones se hicieron recién con la actualización del contrato. No es que estemos atrasados. Estamos juntando los recursos necesarios para presentar un plan de obras.
- ¿Hay una fecha concreta del cambio de una de las calderas?, se le insistió a Iturri
- No, no tengo una respuesta para eso. Sabemos que hay una que no funciona... es estos días por ahí tenga un poco más de información.
Problema conocido
El conflicto en torno al Colegio Santa Tomás estuvo subyacente durante algunos meses, luego de los primeros reclamos que aparecieron el año pasado. Pero ahora el malestar comenzó a circular en los grupos de Whats App de los diferentes grados por la falta de respuestas de las autoridades de la institución educativa ante el estado de las instalaciones.
"Los baños están inundados y sin luz porque hay riesgo de electrocución y la mampostería se cae a pedazos", señaló un grupo de padres y madres que habló con El Diario.
"Tienen que estudiar con las camperas puestas y todavía no se nos vino el invierno. Y como si fuera poco, decidieron aumentarnos en un 90% la cuota", agregaron y aportaron fotos y videos de incidentes cotidianos.
"Los chicos y chicas no cuentan ni siquiera con papel higiénico. No hay ni lo más básico. La desidia es total y las quejas entran por un oído y salen por el otro", aseveraron.
Los malos manejos administrativos también habrían desencadenado, por ejemplo, en que el laboratorio dejara de usarse por la "falta de insumos", denunciaron los padres.
"Está todo mal. Estamos hablando de uno de los colegios privados con la cuota más alta de Santa Rosa", reprocharon.
A todo eso hay que sumarle la respuesta destemplada, a modo de "maltrato", que suele bajar en reiteradas ocasiones desde la Fundación cada vez que una familia realiza un planteo: "hay otras opciones en la ciudad", responden.