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Por amor o por dinero: estas son las parejas del nuevo reality

Los participantes entran al juego con sus propios desafíos y sueños, cargando consigo una mochila repleta de historias.

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EL DIARIO digital

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Por amor o por dinero es un escenario donde las emociones y la estrategia se entrelazan en cada decisión. En este nuevo reality conducido por Alejandro Fantino, diez parejas se enfrentan a la prueba definitiva de amor y confianza, mientras intentan mantener el control sobre una considerable suma de dinero. Desde el momento en que cruzan el umbral de la casa, cada pareja ingresa con la responsabilidad de administrar 50 millones de pesos, un desafío tanto práctico como simbólico. Acá, el dinero se convierte en una constante pregunta: ¿hasta dónde se puede tensar el vínculo amoroso en la búsqueda de un premio?

El programa, transmitido por El Trece, pone en juego las motivaciones y el temperamento de cada pareja. Desde Laura y Sebastián, quienes después de veinte años de vida juntos en Berisso aspiran a unas vacaciones familiares con el premio, hasta Camila e Ignacio, jóvenes comprometidos que sueñan con su casa propia, cada pareja trae consigo una historia de vida única. Estos relatos, que desvelan desde dinámicas tradicionales hasta complejas relaciones marcadas por desafíos pasados, se transforman en el trasfondo emocional que define sus estrategias dentro del juego.

La casa misma se convierte en un microcosmos que refleja la tensión entre el lujo y la moderación. Dividida en zonas como El Loft, donde las parejas conviven en condiciones básicas, y la opulenta Zona VIP, un espacio de privilegios reservado para aquellos que logren las preferencias del público o de sus propios compañeros, cada rincón expone las desigualdades que surgen en la toma de decisiones. Mientras en el VIP se disfrutan menús elaborados y baños privados, los habitantes de Loft deben lidiar con comodidades mínimas, compartiendo un baño y durmiendo en un entorno abierto, donde la privacidad apenas existe.

Los lujos están a la vista, pero cada capricho tiene su precio. La Sala de Negociación, supervisada por Rodrigo Lussich, ofrece a las parejas la posibilidad de mejorar su calidad de vida dentro del programa, pero a precios desorbitantes que irán desgastando el dinero que se llevarían como premio final. Las decisiones se tornan fundamentales, no solo en términos de supervivencia en el juego, sino también en la exposición de los conflictos internos de cada relación: ¿vale la pena ceder a los deseos inmediatos a costa del futuro compartido? La casa también ofrece momentos de escape, como en El Cine o la Sala de las Emociones, donde las parejas se enfrentarán a desafíos que podrían alterar la atmósfera de la convivencia.

Las parejas del ciclo se presentan con historias de vida que reflejan diferentes dinámicas y desafíos, tanto personales como en sus relaciones. Cada una de ellas ingresa al reality con un trasfondo emocional que condiciona sus estrategias y decisiones a lo largo del juego.

Laura y Sebastián: Viven en Berisso y llevan 20 años juntos. Laura, de 45 años, es diseñadora en comunicación visual y sale a trabajar todos los días, mientras Sebastián, de 48, es diseñador gráfico y se encarga de los hijos en casa. Su relación parece haber superado ya muchos desafíos, y su objetivo principal es el bienestar de su familia: de ganar el premio, lo usarían para irse de vacaciones con todos.

Melanie y Alexis: Esta pareja lleva tres años junta, un año casada, y vive en Recoleta. Melanie, de 35 años, es creadora de contenido en redes sociales y madre de un hijo de 13 de una relación anterior. Alexis, de 32, trabaja como técnico musical de la banda "Los Totora". Se conocieron en un contexto peculiar: Alexis la acompañó a un turno médico en su primera cita. Sueñan con usar el premio para irse de luna de miel a Disney.

Solange y Gastón: Juntos hace 14 años, esta pareja vivió en diferentes partes del mundo, incluyendo un tiempo en los Estados Unidos. Solange, de 41 años, es consultora de belleza, mientras Gastón, de 48, es comerciante de marroquinería y dirige un call center. Actualmente, viven en Cañitas y se casaron tres veces: en Estados Unidos, Argentina y México. No tienen hijos propios, pero Gastón tiene dos de un matrimonio anterior. Su sueño es comprar una casa propia, y usarían el premio para alcanzarlo.

Camila y Tomás: Convivir en Tigre desde hace solo dos meses no impide que lleven una relación de diez años. Camila, de 27 años, es maestra jardinera, mientras Tomás, de 31, es chofer de colectivo de la línea 343 y también lucha en la modalidad de vale todo. Aunque al principio temía que su profesión fuera un obstáculo en su relación, lograron mantenerse juntos. Ambos crean contenido en redes, él como chofer y ella con videos de pareja y baile. Usarían el premio para viajar.

Samanta y Leonardo: Después de 18 años juntos y con tres hijos adolescentes en común, enfrentan el juego con una relación sólida. Ella, de 42 años, es administrativa en Unicef, y él, de 50, es encargado de edificios. Además, ambos tienen hijos de relaciones anteriores. Viven en Colegiales y sueñan con comprar un campo para criar animales, un proyecto familiar en el que invertirían el premio.

Luciana y Matías: Ambos, de Mar del Plata, llevan cuatro años juntos, aunque se conocen desde hace 15. Ella, de 30 años, trabaja en un lavadero de ropa, y Matías, también de 30, en una empresa de gas. La relación, sin embargo, está marcada por los celos de Luciana hacia la ex pareja de Matías, con quien él tiene un hijo de 7 años. A pesar de esta tensión, sueñan con usar el premio para abrir su propio local.

Florencia y Pablo: Con 23 años de diferencia, esta pareja de San Miguel lleva seis años de relación. Florencia (31) es administrativa y estudiante de derecho, mientras que Pablo (54) es abogado. Aunque convivieron durante un tiempo, las peleas constantes los llevaron a vivir en casas separadas. Él tiene dos hijas de un matrimonio anterior que complicaron la relación con Florencia, mientras que ella tiene una hija de 9 años. De ganar, usarían el premio para casarse.

Yuliana y Malena: Las dos son profesoras de Educación Física y viven en Itá Ibaté, un pequeño pueblo en Corrientes. Yuliana (31) también es bailarina en el carnaval de su provincia natal, mientras que Malena (27) se enfrenta al dolor de la distancia con su padre, quien no le habla desde que reveló su sexualidad. Viven juntas y trabajan bajo la supervisión del padre de Yuliana, quien es el intendente del pueblo. Usarían el premio para construir un mini polideportivo en su comunidad.

Camila e Ignacio: Esta joven pareja de Flores lleva dos años y medio juntos, y el fútbol marcó una parte importante de su relación. Camila, de 23 años, es influencer y modelo de fotos, mientras Ignacio, de 25, es futbolista, lo que los llevó a vivir en Italia durante un tiempo. Están comprometidos y quieren casarse y formar una familia grande. Su principal objetivo es ganar el premio para comprar su casa propia.

En tanto, dos parejas más esperaron el último lugar que quedaba disponible, y para ello fue el público quien decidió.

Lola y Damián: Esta pareja fue presentada en un momento crucial del programa, ya que su ingreso depende del voto del público. Lola (19) es estudiante de hotelería en la UADE, bartender y está realizando un curso de timonel. Damián (21) es DJ y llevan apenas seis meses de relación. Mientras ella vive con su familia en Olivos, él lo hace en el Golf de Pilar. Aunque llevan una vida cómoda, el premio lo usarían para realizar un safari en África.

Finalmente, Lucía y Mateo forman parte del arte y la creatividad. Ella, de 22 años, es bailarina, y él, de 29, es artista. Aunque no conviven, su relación creció entre giras con la compañía Fuerza Bruta, donde comparten escenarios y emociones. Su historia comenzó en el motorhome de una obra de teatro, y si ganan, sueñan con fundar un refugio para artistas. Con el 62% de los votos, esta última pareja ingresó al loft para encontrarse con el resto de las parejas y ser parte de la competencia.

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