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EL DIARIO digital
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El Pontífice destacó por segunda vez en una semana el acuerdo, y expresó su satisfacción por el alto el fuego alcanzado en el Líbano, deseando que se logre lo mismo en Gaza.
Después de haber encabezado el lunes pasado un acto en el Vaticano para recordar el 40º aniversario del Tratado de Paz y Amistad con Chile -marcado por la ausencia del canciller argentino, Gerardo Werthein-, el papa Francisco volvió a recordar este domingo este acuerdo firmado el 29 de noviembre de 1984 gracias a la mediación del Vaticano, que, otra vez, consideró un ejemplo para un mundo en llamas.
"En los días pasados ha sido conmemorado el 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile", dijo, en su tradicional aparición dominical del mediodía romano desde la ventana de su despacho del Palacio Apostólico. "Con la mediación de la Santa Sede, este le puso fin a una disputa territorial que había llevado a la Argentina y a Chile al borde de la guerra", evocó. "Esto demuestra que cuando se renuncia al uso de las armas y se hace un diálogo, se hace un buen camino", subrayó.
El lunes último, en un fiel reflejo de la importancia que tuvo para la diplomacia vaticana presidir semejante larga y difícil mediación por el conflicto del Beagle, que comenzó a fines de 1978 y culminó seis años después, Francisco presidió un acto conmemorativo en la Sala Regia del Vaticano, en el que, en un discurso, también resaltó la importancia de ese Tratado, "que evitó la guerra entre dos pueblos hermanos", que definió "un ejemplo más actual que nunca" en un mundo convulsionado. "El diálogo debe ser el alma de la comunidad internacional", sentenció.
Debido a discrepancias salidas a la luz durante el G20 en Brasil entre el presidente Javier Milei y su par de Chile, Gabriel Boric, el Gobierno decidió que el canciller Werthein no viajara a la ceremonia, organizada desde hace meses por las dos embajadas ante la Santa Sede. Así, mientras que la delegación chilena estuvo encabezada por el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, la argentina fue rebajada al mínimo y estuvo representada por el embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino.
Este domingo, enseguida después de recordar el aniversario de ese importante Tratado que impidió una guerra entre su madre patria y Chile, el Papa se refirió a los conflictos candentes de la actualidad internacional y, en primer lugar, expresó su satisfacción por el cese del fuego que logró alcanzarse en el Líbano. "Espero que pueda ser respetado por todas las partes, permitiendo así a la población de las regiones implicadas en el conflicto -tanto libanesa como israelí- poder volver pronto en seguridad a casa, también con la ayuda preciosa del ejército libanés y de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas", dijo.
En este marco, lanzó un llamado a todos los políticos libaneses "para que sea electo enseguida el presidente de la República y las instituciones vuelvan a funcionar normalmente para que proceder hacia las necesarias reformas y asegurar al país su rol de ejemplo de convivencia pacífica entre las diferentes religiones". "Es mi esperanza -agregó- que la ventana de paz que se ha abierto pueda llevar el cese del fuego en todos los otros frentes, sobre todo en Gaza", agregó.
Como en otras oportunidades, Francisco también pidió la liberación de los rehenes israelíes aún bajo cautiverio en Gaza, así como el acceso de la ayuda humanitaria a la "exhausta" población palestina. Asimismo, imploró rezar por Siria, "donde lamentablemente la guerra volvió a encenderse causando muchas víctimas".
Finalmente, como viene haciendo todos los domingos desde el comienzo de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, Francisco expresó su preocupación y "dolor", por el conflicto que sigue ensangrentando a este "martirizado" país. "Asistimos desde hace casi dos años a una tremenda secuencia de muertos, de heridos, de violencias, de destrucciones. Los niños, las mujeres, los ancianos, las personas débiles son las primeras víctimas", lamentó. "La guerra es un horror, la guerra ofende a Dios y a la humanidad, la guerra no perdona a nadie, la guerra es siempre una derrota, una derrota para la humanidad entera", clamó.
Preocupado por la inminente llegada del invierno y el empeoramiento de la situación para millones de personas porque "la coincidencia de guerra y frío es trágica", Francisco volvió a lanzar un llamamiento a la comunidad internacional y a todo hombre y mujer de buena voluntad "para que hagan todo lo posible para detener esta guerra y hacer prevalecer el diálogo, la hermandad y la reconciliación". "Que un compromiso renovado se multiplique a todos los niveles. Y mientras nos preparamos para la Navidad, mientras esperamos el nacimiento del Rey de la Paz, que estas poblaciones reciban una esperanza concreta. La búsqueda de la paz es responsabilidad no de unos pocos, sino de todos. Si prevalece la indiferencia ante los horrores de la guerra, toda la familia humana resulta derrotada", insistió. "Queridos hermanos y hermanas, no nos cansemos de orar por esa población tan duramente probada y de implorar a Dios el don de la paz", concluyó.