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Fobia a los lunes

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La pregunta de oro: si se impone una semana laboral más breve, ¿tendremos fobia a los martes? ¿Una "Martefobia"?

Por Patricia Suárez / Clarín

Deuterofobia. Es el nombre que tiene la fobia a los días lunes. Lo descubrí en un perfil de Instagram, Diccionario Vip de Miguel Ángel Velasco, quien acaba de sacar un libro titulado La palabra exacta donde habla de etimologías castellanas y de otras lenguas.

En mi propia y modesta experiencia, hace décadas que no tengo un trabajo fijo que signifique empezar la semana laboral el día lunes. Para que no me tachen de haragana, en general, yo escribo todos los días, de lunes a lunes, y me dedico a mi oficio por lo menos seis horas diarias. Trabajé en el negocio de mis padres, prácticamente hasta los treinta años, sí, y ahí mi semana empezaba el lunes. Y también trabajé como secretaria en Prevención de Adicciones allá por los años '90 y mi semana laboral comenzaba el martes. A lo que voy era que ya fuera que mi semana empezara el lunes o el martes, me ponía fóbica el día domingo. El malestar comenzaba tras el almuerzo y se acrecentaba la llamada "hora del suicida", las siete de la tarde. La noche de domingo era algo así como el corredor de la muerte, la derrota de la alegría de vivir.

Asimismo podría hablar de la fobia al lunes por los compromisos familiares: llevar y traer a mi hija de la escuela, las actividades extraescolares, etc. No obstante, ella hace rato que terminó la escuela y se independizó y no debería entonces alterarme un domingo. Hoy me pregunto por qué me pasa. Si los fines de semana también escribo y el domingo es un día más. ¿Estará en nuestra memoria en el ADN desde la época en que éramos siervos de la gleba, por ejemplo? ¿Deberíamos constelar, decir "este dolor no es mío", es de una sociedad anterior?

No sé si a ustedes les ocurre también y si tienen un remedio para ello. Yo apenas consigo convivir conmigo misma los domingos: no sé si quiero que las horas transcurran más rápidas o lentas. No sé si hacer planes para salir y divertirme o encerrarme. Un consejo que me dio una vez una pintora e intento poner en práctica, es el siguiente: no arreglar citas de trabajo los lunes o los viernes. Trabajá en tu casa o en la oficina, pero no arregles citas fuera de ella. Solo de martes a jueves: es una solución intermedia, les aseguro.

Sin embargo, ahora descubrí una especie de eco a la fobia al lunes. Como si fuera poco, el miedo al lunes retumba en el viernes, y ahora tengo vértigo los viernes. Si es viernes y llega el anhelado fin de semana, quiere decir que detrás, en la cola, está el lunes. La paletada final del sepulturero. Tal vez exista un club para las personas que tienen estas fobias, si es así, espero sus noticias. Una opción de mejorar -ya no pienso en curar- este malestar es el proyecto laboral que hay en países del primer mundo de reducir la jornada de trabajo a cuatro días semanales. La pregunta de oro: si se impone una semana laboral más breve, ¿tendremos fobia a los martes? ¿Una "Martefobia"?

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