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EL DIARIO digital
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Nicolás Emanuel Liso Fabbri hoy tiene 43 años, vive en su Viedma natal junto a su madre y tiene una hija de 14 años a la que mantiene.
Es licenciado en administración de empresas y contador, tiene su propia página web donde exhibe su capacidad y experiencia, pero apenas se gana la vida como pintor junto a un primo.
Es que carga con un "antecedente" que mancha su foja y le impide progresar.
Hace más de una década fue expulsado de la facultad bahiense de la UTN, donde estudiaba ingeniería mecánica, por falsificar un título de esa universidad y presentarse ante la sociedad como profesional en la materia.
Llegó a inscribirse en el Colegio de Ingenieros de Chubut, se postuló para ingresar como gerente en General Electric y trabajó varios años como ingeniero proyectista en YPF y otras multinacionales relacionadas con los combustibles y energías.
Después de un largo proceso judicial que se instruyó en Comodoro Rivadavia, el Tribunal Oral en lo Criminal de esa ciudad, mediante juicio abreviado, le impuso una pena de dos años y medio de prisión en suspenso.
Y también le impuso distintas reglas de conducta, como realizar 80 horas de tareas comunitarias en favor de la UTN, mantener el domicilio y el contacto telefónico aportado, no abusar de bebidas alcohólicas ni consumir drogas en lugares públicos y no cometer nuevos delitos porque, de lo contrario, irá a la cárcel.
No es el primer caso con características insólitas como este en la casa de estudios bahiense: en 2018 se conoció el caso del falso ingeniero Aldo Martín Solano, quien llegó a "picar alto" en la delegación Río Negro de Vialidad Nacional donde, según se cree, llegó a participar de construcción de obras.
A Liso Fabbri no se le probó tal extremo, pero sí que recibió "importantes remuneraciones" por su labor en Grupo Tepsi (2011/13), YPF (2013/18) y las firmas Tassaroli (2018) e Isla Power (2018), todas relacionadas con la energía, la minería y los combustibles.
El juez que dispuso la sanción penal es Alejandro Cabral, luego del juicio abreviado acordado por el fiscal auxiliar Mariano Sánchez; el defensor particular Ernesto Nahijhian; el abogado querellante, Guido Enríquez y el propio acusado.
Se le imputó infracción al artículo 296 del Código Penal, por uso de documento público falso reiterado (7 hechos), tanto del título como del certificado analítico, que fueron adulterados al presentar su currículum en las citadas empresas y ante el Colegio de Ingenieros Chubutense.
"Lapsus de estupidez"
Liso Fabbri fue denunciado por la UTN Bahía Blanca, luego de presentar un legajo donde consta la expulsión como alumno, en resolución del Consejo Superior N° 288/17.
También consta un informe del Colegio de Ingenieros de Chubut, donde figura la solicitud de inscripción y presentación del título y analíticos falsos.
El juez consideró probado el delito y la autoría, teniendo en cuenta que el acusado "era el único interesado en obtener esos trabajos que el mismo desempeño ya que prestó servicios en las diferentes empresas".
Y tuvo como agravantes "la prolongación en el tiempo de la maniobra así como también la reiterada incurrencia de la conducta ante los organismos privados y públicos", mientras que la falta de antecedentes se merituó como atenuante.
Liso Fabbri dijo en la audiencia que quería "volver al mayor porcentaje de normalidad con su vida", ya que pasaron "10 años de esa macana", que fue "un lapsus de estupidez" y que nunca estuvo fuera de la ley.
Explicó que la falsificación consistió en tomar un documento, escanearlo y modificar el nombre original. Dijo que no diseñó el título y que fue algo que, a su criterio, no tuvo gravedad en su momento pero de lo que hoy "está arrepentido".
En esta década, a su vez, se encargó de estudiar (licenciatura en administración de empresas, contador y un máster en energías renovables) y que para aquella fecha ya era técnico electromecánico.
Esta situación lo limitó en su posibilidad de reincursionar en el ámbito laboral. "Cualquier persona puede googlear su nombre y figura que está procesado y es muy difícil que lo contraten, por más título que tenga", dijo.
Otro caso llamativo
Vialidad. Aldo Martín Solano, también exalumno de la UTN, se hizo pasar por ingeniero mecánico y llegó a un alto cargo en Vialidad Nacional Río Negro.
Sentencia. En ese caso, en 2018, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de General Roca le impuso 2 años de prisión en suspenso e inhabilitación especial perpetua para ejercer cargos públicos.
Delitos. Le imputaron falsificación de documentos públicos y fraude a la administración pública porque durante un año y medio (entre 2013 y 2015) cobró en su sueldo una remuneración extra por título profesional, con un perjuicio global de casi 40 mil pesos.
Estudiante. El Consejo Directivo de la UTN estableció que Solano había ingresado como alumno de la universidad en 2000 y que había aprobado apenas 10 de las 43 materias de la carrera Ingeniería Mecánica -tiene una duración de 5 años- hasta que abandonó.
Rutas. "Tengo entendido que llegó a trabajar en rutas", reconocía el entonces secretario Legal y Técnico de la UTN, Ariel Egidi.
Antecedentes. Desde la facultad regional se informó que las normas de seguridad evolucionaron y hoy es más difícil ese tipo de adulteraciones. Además del caso de Solano y Liso Fabbri, cuentan el de un supuesto profesional que entró a trabajar en la firma Caterpillar en Río Grande.