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EL DIARIO digital
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Jorge González pide perdón antes de largar la segunda etapa. El cielo está que se cae encima de agua y él llega a meta y dice: "Por favor, dejenmé largar así, tengo un freno y no terminé de cambiar la bicicleta. No tengo otra".
Fabián Barrientos toma la palabra y como si estuviera en un recinto, lo pone a consideración de todos. "Si mañana vuelve a correr con esta bici, lo descalificamos. Es una bici de ruta la que tiene. ¿Están de acuerdo?". Y la mayoría asiente.
Ahí Jorge Daniel González, tal vez uno de los ciclistas más laureados de General Acha, larga con la camiseta líder y junta sus palmas al pecho y como si estuviera en una parroquia, se disculpa ante sus colegas y promete solucionarlo para el día final.
Ayer Jorge fue con la verdad, un lunes 24 de marzo en el que se cierra la sexta edición de la Vuelta de La Pampa Máster de Asfalto y Tierra con la complicidad de Barrio Fitte y la unión de clubes. Y la justicia cae de su lado. No se trata de una justicia divina, es real, palpable. Solo hay que apelar a la memoria y reconocer realmente el valor que tiene González sobre una bicicleta. Porque de eso se trata.
El sábado, en un día épico para él, se detiene en el opuesto y da vuelta la bici porque su cadena está afuera. Frena, la coloca en su lugar y sale furioso para volver a entrar en esa cabeza de carrera. Lo logra. Y no solo eso. Después gana al sprint.
El domingo, ya se líder, se debate en el agua y pelea como dando brazadas. Es, casi, como un delfín que nada a corriente y contracorriente. Quiere ganar y que no le ganen pero aparece Mauricio Rovira, tal vez un gran aliado de aventuras criados bajo un mismo cielo, y levanta los brazos en meta.
En el cierre, casi como cuando hay que coronar, González pide ayuda a sus compañeros de Acha, el Profe Romero se vacía y lo da todo y en la picadora -casi una trituradora- que es el pavimento del estupendo Autódromo Provincia de La Pampa, ataca y lo atacan; se defiende y lo defienden. Y va porque cree que es su momento.
La carrera solo se rompe al sprint. Y ahí se lanzan todos, con la última porción de fuerza. Es un duelo de wats de los ases de las bicis cuando los cuadrados blancos y negros se hacen más grandes. Y otra vez Rovira se agiganta, con un estado de forma pletórico, para celebrar abrazando el aire, acariciando la magnitud de un gran triunfo.
González, el memorioso -como Funes- es escolta por delante de Joaco Giménez, y La Pampa le da la vuelta a la historia en un podio con olor a jarilla. Tras eso, Jorgito se hace Jorge, que es lo mismo que decir que se hace grande, levanta el trofeo y se lleva la líder, como en los grandes eventos.