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El crack de Larroudé en quien Boca puso sus ojos a los 8 años

Oriundo de La Pampa, precisamente de su querido pueblo Bernardo Larroudé de menos de 2.000 habitantes, el chico categoría 2005 siempre fue prematuro en cada paso de su vida

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EL DIARIO digital

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 . Llegó a Boca con tan solo ocho años como consecuencia de romperla en un campeonato organizado en Atlético de Rafaela. Por entonces, era un volante central de considerada estatura y largas zancadas que había sido la figura de la final que perdió frente a Boca junto a su club Sportivo Realicó. Y el histórico captador de talentos xeneize, Bruno Mazzilli, no dudó en vestirlo de azul y oro.

Al margen quedó el hecho de que tuvo que poner a practicar al niño promesa con dos categorías más grandes a su edad debido que la 2005 aún no entrenaba. Eso no importó. Aaron llegó de la mano a su primera práctica en 2013 y a los meses tenía la cinta de capitán en el brazo.

Hubo un factor clave que permitió la llegada del chico al Xeneize. Es que por cuestiones de edad resultaba imposible que con ocho años se hospede en la pensión. Fue allí cuando un familiar que vivía cerca del predio de La Candela se hizo cargo de la estadía de Anselmino en Buenos Aires. Igualmente, para no sentirse lejos de los 2000 kilómetros que lo distanciaban de sus tierras, se la pasaba arriba de un micro yendo y viniendo de La Pampa. "Venía los jueves, entrenaba, dormía en lo del familiar, jugaba la Liga Metropolitana y se volvía", contó Mazzilli en Tyc Sports.

Esa madurez y fortaleza mental que mostró con la edad de un niño de tercer grado fue lo que impuso a Anselmino en la consideración de todos sus entrenadores. Así es como con tan solo 19 años se convirtió en la tercera venta más importante de toda la historia de Boca, por detrás de la transferencia de Walter Samuel al Real Madrid (20,8 millones de dólares) y de Fernando Gago también a la Casa Blanca (20,5 millones), mientras que compartirá el último puesto del podio con Éver Banega y su pase al Valencia.

Recién en edad de Novena, con 13 años, fue cuando la promesa pampeana dejó atrás su vida nómade: cumplió con la edad para pasar a la pensión y así fue como Casa Amarilla se convirtió en su segundo hogar. En paralelo fue retrocedido en la cancha y probado por primera vez como defensor central. De allí tampoco se movió nunca más. Tampoco lo sacaron los rivales.

Sería a principios de 2023 y con 17 años, una década después de aquel campeonato que le dio la chance de llegar a Boca, cuando Anselmino recibió el llamado de Mariano Herrón para sumarse a la Reserva. Los dotes que aprendió en La Pampa como volante central lo habían transformado en un zaguero de 186 centímetros, veloz, de buen pie y amplio panorama de juego. Su nivel con 15 años supo cautivar a Sebastián Battaglia, quien lo subió a entrenarse con el plantel profesional en varias ocasiones.

La llegada de Anselmino a la Primera era cuestión de tiempo a medida que avanzaba en Inferiores. Hasta que se cumplió: tan solo le bastó un semestre como titular en Reserva, sumado a una seguidilla de defensores lesionados, para que Jorge Almirón pasara a considerarlo con el plantel profesional.

"Anselmino les va a competir a los centrales, va a ser jugador de Selección. Con el crecimiento que va teniendo, con las ganas de aprender que tiene, la cabeza que tiene... Parece más grande. Va en camino a ser un grandísimo jugador", lo elogió Riquelme, el presidente que buscará retenerlo al menos unos meses más

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