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EL DIARIO digital
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El desarrollo tecnológico de China en el espacio no deja de sorprender. Ahora, ha dado un paso que podría redefinir el control orbital: ha conseguido reabastecer un satélite a gran altitud, algo que antes solo EE.UU. había logrado.
Esta capacidad podría cambiar las reglas del juego tanto en el ámbito militar como en el civil. Washington ya está en alerta, mientras Pekín avanza a toda velocidad hacia su objetivo de convertirse en la primera potencia espacial.
China logra un hito en el reabastecimiento orbital
El reciente éxito chino en el satélite Shijian-25 ha demostrado que Pekín puede repostar y prolongar la vida útil de naves espaciales en órbita. Lanzado el 6 de enero desde Xichang mediante un cohete Larga Marcha 3B, este satélite fue desarrollado por la Academia de Tecnología de Vuelos Espaciales de Shanghái (SAST) con el objetivo de probar tecnologías de reabastecimiento y mantenimiento en el espacio.
China no ha revelado imágenes ni detalles específicos sobre la misión, pero la información disponible indica que el Shijian-25 se colocó en órbita de transferencia geoestacionaria. Esto sugiere que su objetivo es abastecer satélites que operan a esta altitud, clave para misiones de comunicación, vigilancia y espionaje. Hasta ahora, solo EE.UU. había conseguido una hazaña similar: en 2019, Northrop Grumman reabasteció un satélite en órbita, prolongando su vida operativa cinco años.
La NASA, en cambio, canceló en 2024 su programa de reabastecimiento de satélites debido a problemas técnicos y sobrecostes. Mientras tanto, China sigue avanzando. En 2016, lanzó el sistema Tianyuan-1, permitiendo la primera prueba de reabastecimiento en microgravedad. Cinco años después, el Shijian-21 demostró la capacidad de capturar y trasladar satélites en órbita geoestacionaria. En aquella ocasión, atrapó un satélite Beidou fuera de servicio y lo desplazó a una órbita cementerio.
Por qué este avance inquieta a EE.UU.
El reabastecimiento orbital tiene aplicaciones tanto civiles como militares. Mientras que en el ámbito comercial permite extender la vida útil de satélites de telecomunicaciones y observación, en el sector de defensa puede mantener operativos satélites estratégicos para vigilancia y guiado de misiles.
Según la inteligencia estadounidense, China está acelerando su estrategia para dominar la órbita terrestre. Ron Lerch, alto cargo de la Fuerza Espacial de EE.UU., reconoce que los chinos están desarrollando activamente sus capacidades en la órbita geoestacionaria, clave para el control del espacio. Pekín busca consolidarse como la principal potencia espacial para 2050, con un modelo que combina esfuerzos de universidades, el sector privado y el Ejército, similar al enfoque que tuvo EE.UU. en los años 60.
En 2024, China batió su récord de lanzamientos con 68 intentos, quedándose cerca de su meta de 100 misiones anuales. Para 2025, tiene planes ambiciosos: nuevas misiones tripuladas a la estación Tiangong, la sonda Tianwen-2 para recolectar muestras de un asteroide cercano a la Tierra y más avances en exploración lunar.
Más allá del espacio: La estrategia global de China
El dominio orbital no solo tiene implicaciones tecnológicas y militares, sino también geopolíticas. China busca consolidarse como el socio preferido en el espacio, ofreciendo acceso a su infraestructura a los países adheridos a su Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda. Con ello, podría garantizar su influencia en más de 150 naciones, muchas de las cuales no tienen acceso independiente al espacio.
Mientras China avanza, EE.UU. enfrenta recortes presupuestarios en su Fuerza Espacial. Kelly Hammett, directora de la Oficina de Capacidades Rápidas Espaciales (SRCO), advirtió en un simposio en Colorado que los recortes impuestos por el secretario de Defensa podrían afectar la capacidad estadounidense para rastrear la red de satélites chinos. En concreto, el sistema SOSI de China, diseñado para vigilancia espacial, podría superar a la actual Red de Vigilancia Espacial de EE.UU. (SSN).
¿Un nuevo equilibrio de poder en el espacio?
China está marcando el ritmo en la nueva era de la exploración y control espacial. Su dominio del reabastecimiento en órbita representa un cambio estratégico que preocupa a Washington. Mientras Pekín sigue acumulando logros y consolidando su liderazgo, la gran pregunta es: ¿cómo responderá EE.UU. ante este avance tecnológico sin precedentes?