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EL DIARIO digital
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En los próximos años, la presencia humana en la Luna, y también en Marte, será una realidad. La vuelta a nuestro satélite natural con el fin de adquirir experiencia para una futura y más prolongada presencia en el planeta rojo ya se está planeando a través del programa Artemis de la NASA.
Pero mientras se avanza en la construcción del cohete tripulado Artemis 2, que sería lanzado en 2024 a partir del exitoso vuelo de Artemis 1 ocurrido el año pasado, la Agencia Espacial Estadounidense está preparando los ayudantes que colaborarán con la construcción de una posible colonia selenita.
Así, se conoció esta semana que la NASA planea usar un robot humanoide para desarrollar capacidades de manipulación remota en el mantenimiento de una plataforma de extracción petrolera no tripulada en alta mar.
Con este fin, la agencia espacial cedió un robot Valkiria a la compañía energética Woodside Energy con sede en Perth, Australia Occidental, que se encargará de probar el software del aparato y proporcionará datos y comentarios a la agencia espacial estadunidense, lo que ayudará a acelerar la maduración de la tecnología robótica espacial.
Valkiria favorecerá las capacidades de operaciones remotas robóticas que tienen el potencial de mejorar la eficiencia de las operaciones a distancia y en alta mar de Woodside, al mismo tiempo que aumenta la seguridad para su personal y el medio ambiente. Además, las nuevas capacidades pueden tener aplicaciones destinadas a las misiones Artemis, de la NASA, y a otros objetivos de robótica basados en la Tierra.
La agencia espacial planea aprovechar la experiencia en la operación de Valkiria en las instalaciones de Woodside con el fin de aprender a diseñar mejor los robots para trabajar en condiciones difíciles, sucias y peligrosas, como las que se encuentran en la Luna o en los lugares donde se hace labor a largo plazo y los hábitats que se crearán como parte de las futuras misiones de Artemis.
Los robots móviles operados a distancia en la superficie lunar y marciana podrían permitir a los operadores terrestres realizar actividades importantes, incluso cuando los astronautas no están físicamente presentes, informó la NASA en un comunicado.
Aplicaciones terrestres
Estas actividades incluyen la inspección y el mantenimiento de la infraestructura y las plantas que aprovechan los recursos para la producción, lo que permitirá a los astronautas vivir de la tierra. Las pruebas de Woodside también proporcionarán datos valiosos para los ingenieros de la agencia estadunidense sobre el uso de robots avanzados en aplicaciones terrestres similares.
Valkiria y otros robots móviles avanzados pueden ser herramientas vitales para permitir que los humanos supervisen el trabajo peligroso de forma remota y descarguen tareas aburridas y repetitivas, lo que facilitará a las personas trabajar en asuntos de nivel superior, incluida la implementación y el mantenimiento de robots.
Fabricado en 2013 por la Dirección de Ingeniería del Centro Espacial Johnson, el robot humanoide de la NASA Valkyrie fue diseñado para competir en las Pruebas del Desafío de Robótica DARPA (DRC en sus siglas en inglés) y, desde entonces, ha sido sometido a varias actualizaciones y modificaciones.
Se trata del "desarrollo en Australia, con una empresa comercial, para crear datos y lecciones aprendidas que los equipos de la NASA aplicarán al desarrollo actual y futuro de robótica y automatización para su uso en el espacio", concluyó la agencia aeroespacial norteamericana.
Este robot humanoide mide 1,90 metros y pesa 125 kilos. Sus piernas, manos y brazos están articulados y se mueven con total destreza gracias a la energía que le ofrece una batería de larga duración.
La empresa tecnológica, responsable del algoritmo que hace funcionar al humanoide, detalló que es un robot 100% eléctrico que está diseñado para soportar temperaturas extremas y a sobrevivir en ambientes que serían imposibles para cualquier humano.
Gracias a sus 200 sensores colocados en piernas, abdomen, hombros y cabeza, el robot analiza la información que le proporciona el terreno y elige la superficie más plana para desplazarse. Calcula la distancia que hay entre sus pies y el suelo a partir de la emisión de ondas de luz contra el piso y evalúa el tiempo que ellas tardan en regresar. Así determina la decisión que tomará.
Los ingenieros, que trabajan en conjunto con la NASA, anunciaron que continuarán con las pruebas para perfeccionar al humanoide que esperan que sea de vital importancia para colonizar Marte. Una misión que está planeada para la década de 2030.