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EL DIARIO digital
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Cada vez es más notorio que a lo largo y ancho del país el productor agropecuario esta volviendo a la labranza como método de producción, aunque hay que explicar que estas son labranzas eventuales prescriptas, con un objetivo claro y definido. Fuera de ello claro está que el sistema predominante siempre va a ser la siembra directa, por las grandes ventajas que el mismo ofrece. Sin embargo, como toda tecnología también tiene aristas negativas, es decir genera algunos problemas nuevos, que para resolverlos debemos recurrir a diferentes tecnologías de proceso, como puede ser una de ellas algún sistema de labranza.
Muchos referentes, generalmente con fuertes vínculos a la entidad rectora por excelencia de la siembra directa, se frustran cuando ven un comportamiento mayoritario del empresario agropecuario que no va conforme a su dogma, y empiezan bastardear tales decisiones sin tratar de entender porque lo hacen.
Muchos productores y técnicos prefieren no "confesar" a viva vos que tienen que recurrir a la labranza porque son fuertemente descalificados. Es decir, hay un intento de invisibilizar a quien decide hacer una labranza, aunque mas no sea circunstancial.
Esto es un precedente peligros para quienes nos consideramos fisiócratas, púes en un país donde se prohíben aplicaciones periurbanas y se tratan ley de humedales, estamos a un paso de que alguien quiere prohibir la labranza, lo que sería un error a todas luces.
Vale aclara que la mayoría de las veces la resistencia a incurrir en algún tipo de labranza viene más por el lado del asesor que del productor, en general porque no se compromete con la cuestión financiera de la empresa. En caso de que sea algún productor quien tome tal postura en contra de la labranza, seguramente éste sea de mediano a grande (con espalda financiera) y de zona núcleo, donde tiene mucha mas estabilidad en la producción, más allá del sistema que escoja.
En este punto vale aclara que no estamos fomentando la labranza, simplemente estamos diciendo que es una alternativa mas, que debe estar en el abanico de opciones de un ingeniero agrónomo. Las empresas de maquinarias están haciendo grandes esfuerzos por generar implementos lo menos agresivo posible para las distintas necesidades del productor, como una manera de disminuir al mínimo posible el uso de defensivos agrícolas, sobre todo en coyunturas como la actual donde el precio de los agroquímicos ha subido exponencialmente.
Este fin de semana salió en un suplemento agropecuario una nota que tratada de explicar ¿por qué se está arando tanto? El autor hace algunas apreciaciones un tanto temerarias, carente de sustento científico, a tal punto que podríamos usar los mismos argumentos para defender la labranza ocasional. Las afirmaciones eran tales como:
1.Labranza convencional, mínima "nombres mas o menos cancheros" para mover el suelo
2.Ha dos formas de realizar agricultura: 1- agrícola ganadera y 2- agricultura continua en siembre directa
3.Atrincherarse es malo, y a veces se justifica para realizar labranzas.
4.Por que se esta disqueando tanto: mala memoria, productores que idealizan labranza y se olvidan de los problemas de erosión
5.Destrucción de estructura que genera terremotos para la meso y microbiología
6.El problema aparece cuando se los quiere a todos obligar a hacer agricultura sin insumos.
Respondiendo a tales afirmaciones, podríamos decir que también se utilizan nombres cancheros para desalentar la intervención de los agroecosistemas como "manejos holísticos regenerativos" o "cultivos de servicios ecosistémicos". Por otro lado, no hay dos formas de hacer agricultura, sino que hay tantas como agricultores haya. La mas adecuada es aquella que asegura la supervivencia de la empresa en el largo plazo, para lo cual debe ir adaptándose.
Atrincherarse también es malo para permanecer en un sistema que ha creado algunos problemas nuevos, sin dar brazo a torcer, al menos explorando científicamente los efectos o aportes que pueda llegar a hacer una labranza.
Disquear o labrar el suelo no siempre es perjudicial, depende de la rugosidad que se deje en el suelo, la cobertura remanente de este, la textura edáfica y la época del año que se haga, entre otros. Actualmente en La Pampa hay lotes de trigo en suelo de labranza que están igual o mejor que los de directa, con lo cual ahí, hay mucho para investigar.
En cuanto a la destrucción de estructura, es evidente que tantos años de labranza han generado densificaciones en distintos extractos de suelo afectando la captación de humedad por perdida de macro poros. Los poros de las raíces que en teoría son la respuesta optima, a veces no alcanza o es demasiado lento para las urgencias económicas y financiera del sector.
Finalmente, como se menciona en la citada nota, es tan grave obligar a alguien a producir sin insumos, como obligarlo a pagar un paquete tecnológico que simplemente sus espaldas financieras no pueden soportar.
En resumen, no hay que demonizar ningún sistema de producción, porque al final del día todos buscamos lo mismo. Crear la mayor riqueza posible, de manera sustentable desde lo ambiental y lo económico, para ello la siembra directa a sido una revolución que quedará en los anaqueles de la historia. Es y será el sistema predominante, pero es probable que cada vez más requiera la ayuda de la labranza eventual prescripta, para ser rentable en el largo plazo.
Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo
(MP: 607 CIALP)
Posgrado en Agronegocios y Alimentos
@MARIANOFAVALP