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EL DIARIO digital
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En un escenario de constantes fluctuaciones en los precios de los commodities, incrementos significativos en los costos de insumos, márgenes de rentabilidad cada vez más estrechos, sumado a un clima empresarial y climático que se vuelve cada vez más incierto, el sector agropecuario atraviesa una coyuntura de extrema complejidad. Provincias como La Pampa, tradicionalmente más vulnerables debido a sus características geográficas (clima, lejanía a los puertos, etc.,) y productivas, se ven especialmente afectadas por estos desafíos. Sin embargo, en este contexto adverso, la cooperación y la asociación pueden representar una salida efectiva, una herramienta clave para sortear las dificultades.
El individualismo, presente durante años en la estructura productiva agropecuaria, comienza a ceder ante la necesidad de encontrar formas más colaborativas de enfrentar los obstáculos. Las crisis, que en muchos casos se agravan por la concentración de riesgos y la falta de sinergias, exigen repensar la manera en que los productores se organizan y abordan los desafíos comunes.
En provincias como La Pampa, caracterizadas por su heterogeneidad y por el predominio de explotaciones agropecuarias de menor escala, la colaboración se presenta como una alternativa estratégica para enfrentar no solo la inestabilidad económica y climática, sino también para aprovechar las oportunidades de agregado de valor en origen.
La creciente interdependencia entre los distintos actores del sector agropecuario requiere replantear viejos paradigmas. El sector necesita urgentemente un enfoque colaborativo que permita compartir recursos, conocimientos, riesgos y capacidades. El concepto de "asociativismo" ha evolucionado más allá de su tradicional interpretación, transformándose en una necesidad impostergable que involucra a productores (empresas privadas), cooperativas, cámaras empresariales, instituciones financieras y organismos gubernamentales. Este cambio de enfoque es clave para garantizar la sustentabilidad (sobre todo económica) de la producción agropecuaria, especialmente en zonas marginales.
Una de las principales ventajas que ofrece la colaboración es la posibilidad de desarrollar sistemas de tendidos eléctricos, el uso conjunto de maquinaria agrícola de alto costo, la integración vertical "del campo a la góndola" tomando como ejemplo paradigmático la red de valor porcina, entre otros muchos ejemplos que podríamos enumerar.
Además, la cooperación fortalece la capacidad de negociación de los productores frente a actores externos como proveedores de insumos, distribuidores y mercados internacionales. En este sentido, las cooperativas agropecuarias han demostrado ser un ejemplo de organización exitosa, donde el trabajo conjunto entre productores no solo facilita el acceso a insumos a precios competitivos, sino que también permite una mayor flexibilidad frente a las fluctuaciones del mercado.
Los productores que se agrupan tienen más opciones para acceder a créditos con condiciones más favorables, a través de líneas de financiamiento destinadas a la inversión en infraestructura y modernización. Las entidades financieras, conscientes de la capacidad de pago y la estabilidad que brindan los proyectos colectivos, pueden ofrecer mejores condiciones de financiamiento a cooperativas o consorcios, que a su vez reducen el riesgo asociado a los préstamos.
Sin embargo, a pesar de los innegables beneficios de la cooperación, existen desafíos que impiden su plena implementación. Las barreras culturales, el temor a perder autonomía y la desconfianza en las asociaciones son obstáculos que deben ser superados. Es fundamental que las políticas públicas fomenten la creación de redes de apoyo y provean los incentivos adecuados para que los productores se agrupen. En este sentido, el papel de los gobiernos provinciales y nacionales es crucial, no solo para facilitar el acceso a recursos, sino también para promover un marco normativo que incentive el asociativismo y la cooperación en el campo.
En conclusión, ante la creciente incertidumbre en el sector agropecuario, la cooperación se erige como una herramienta fundamental para garantizar la sostenibilidad y el bienestar de los productores, especialmente en zonas marginales como La Pampa. Dejar de lado el individualismo y apostar por la asociación estratégica no solo contribuirá a enfrentar la coyuntura actual, sino que también permitirá construir un sector agropecuario más resiliente, prospero, competitivo y preparado para los desafíos futuros.
(*) Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) -Posgrado en Agronegocios y Alimentos- @MARIANOFAVALP