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La Pampa: se acentúa la falta de lluvias y las perdidas económicas 

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EL DIARIO digital

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La falta de lluvias durante septiembre y la ausencia de pronóstico favorable para la primera mitad de octubre en la provincia de La Pampa genera graves problemas tanto en la producción agrícola como ganadera. Este escenario impacta de manera directa en cultivos clave como el trigo y la cebada, además de comprometer la producción de forraje esencial para la ganadería bovina. Con el aumento de temperatura y la mayor duración de las horas de sol, se eleva la demanda atmosférica de humedad, a la vez que se acelera el desarrollo de los vegetales, un combo letal si la humedad escasea, ya que es el "combustible" que permite llevara adelante estos procesos de manera adecuada. Sin el vital líquido la planta entra en estrés, sufriendo transformaciones fisiológicas irreversibles que merman su potencial de producción 

A continuación, describiremos los efectos que está teniendo esta sequía en cada cadena de valor del sector primario, las pérdidas económicas proyectadas y las recomendaciones técnicas para mitigar los daños.

El trigo se encuentra en una fase crítica, la de macollaje y encañado. La falta de agua en esta etapa provoca una reducción en la cantidad de macollos, afectando la densidad de espigas y, por ende, el rendimiento. La sequía limita la disponibilidad de nutrientes, lo que compromete la cantidad y calidad del grano, reduciendo el peso de estos y afectando su valor comercial. Se estima que los rendimientos podrían reducirse entre un 30% y 50%, generando pérdidas económicas significativas. Considerando un precio promedio de trigo de USD 250 por tonelada, las pérdidas en una hectárea promedio podrían superar los USD 200.

Al igual que el trigo, la cebada se encuentra en una fase sensible al estrés hídrico, al ser una especie más precoz es probable que sufra mayores mermas de producción si no llueve pronto. Las pérdidas podrían ser similares a las del trigo, con rendimientos potencialmente reducidos en un 40% o más, afectando tanto la cebada forrajera como la cervecera. En promedio, la pérdida económica por hectárea puede estar entre USD 150-180, dependiendo del destino del grano.

En lo que a ganadería se refiere, la sequía afecta gravemente el crecimiento de pasturas perennes y anuales, como las alfalfas, avena y festuca, reduciendo drásticamente la oferta de forraje. Ante la falta de forraje, los productores deben recurrir a la suplementación con silo, rollos o concentrados, aumentando los costos operativos. El precio de los rollos puede aumentar debido a la escasez, generando sobrecostos del orden de USD 100-200 por cabeza por trimestre. El déficit alimentario genera una caída en la tasa de crecimiento y en la condición corporal del ganado, afectando la eficiencia reproductiva y la producción de carne. Se estima que las pérdidas en la ganadería pueden superar los USD 50-100 por animal en recría.

La disponibilidad de agua para el ganado se vuelve crítica, sobre todo en establecimientos con reservas de agua de lluvia o con dependencias de represas. Esto obliga a los productores a trasladar ganado o comprar agua, incrementando los costos operativos.

Como recomendaciones generales para minimizar perdidas si continúan demorándose las lluvias podemos mencionar la aplicación de micronutrientes en cereales de cosecha si se esperan lluvias para estimular el llenado de grano cuando la humedad esté disponible. Evitar la competencia de los cultivos al realizar controles efectivos de malezas y prevenir infestaciones que podrían agravar la pérdida de rendimiento en condiciones de estrés hídrico. 

En tanto que en ganadería se pueden implementar estrategias tales como la restricción alimentaria compensatoria, que consisten en reducir la cantidad de alimento en las etapas de crecimiento y aumentar la suplementación en las fases críticas para minimizar el impacto económico. En caso de contar con silo o pasturas diferidas, es importante racionar su uso y complementar con granos o concentrados proteicos para mantener la eficiencia alimentaria. Evaluar la condición corporal del ganado para ajustar el manejo nutricional y evitar que los animales pierdan peso de forma significativa.

Finalmente, la implantación de verdeos de verano cuando se restablezca el estatus hídrico para ajustar la oferta forrajera a la carga animal los más rápido posible es prácticamente la única opción posible. Si además tenemos en cuenta que deberemos procurar generar excesos de forraje para hacer las reservas que requeriremos durante el próximo invierno, esta técnica se vuelve aún más vital, para ello la moha, el sorgo forrajero y el mijo amarillo son las alternativas más adecuadas.

En conclusión, la falta de lluvias en septiembre y la ausencia de pronóstico favorable hasta mediados de octubre plantea un escenario complejo para los productores agrícolas y ganaderos de La Pampa, con pérdidas económicas considerables. La adopción de prácticas agronómicas ajustadas a la realidad climática y la implementación de estrategias de manejo ganadero eficientes, posibilitan ponerles piso a las perdidas, minimizar el impacto y optimizar el uso de los recursos disponibles.

Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo 

(MP: 607 CIALP)

Posgrado en Agronegocios y Alimentos

@MARIANOFAVALP

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