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EL DIARIO digital
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El campo argentino ha entrado a una nueva realidad económica, diametralmente diferente a la que venía acostumbrado, lo que le exige cambiar el chip de análisis para obrar en consecuencia. Se venia trabajando en un contexto de inflación, con fuerte emisión monetaria y con tipo de cambio subsidiado para la importación, combo que enmascaraba ineficiencias productivas.
Actualmente, sin bien se mantiene la alta inflación medida por el IPC (índice de precios al consumidor), se da la particularidad de registrase una deflación en las cotizaciones de los principales granos como soja o maíz, con un costo de los insumos que no descienden al mismo ritmo, quedando una relación insumo producto muy desventajosa. Prueba de esto es la sorpresa desagradable que se están llevando muchos productores que tienen que abonar los insumos empleados para la siembra 2023/24, los cuales obtuvieron con la promesa de pagarlos a cosecha.
Actualmente, a la hora de cancelar la factura se percatan que precisan prácticamente el doble (o más) de granos que necesitaban cuando hicieron las cuentas. Ellos se deben a que el cereal ha caído en su cotización en pesos, mientras los costos de recolección y logística subieron. Al mismo tiempo las cuentas a pagar de insumos se ven incrementadas en pesos, alrededor de 2,2 veces respecto del monto originalmente previsto, debido al sinceramiento del dólar oficial. Dicho en criollo necesita el doble de granos para pagar la misma factura, en relación con el momento que hizo las cuentas.
Esto exigirá de cara al futuro ser muy cuidadoso en los gastos o inversiones en las que se incurra, pues los quebrantos pueden dejar a las empresas "off side". Con tasas reales positivas para el dinero a plazo fijo, cuesta encontrar actividades productivas que emparden ese rendimiento financiero de "bajo riesgo". Esto se evidencia en el veranito financiero por el que atraviesa el país.
Si bien es una muy buna señal la baja del dólar, la baja del riesgo país, el consecuente aumento de las acciones argentinas y los bonos de deuda soberanos, esto ocurre por la llegada de dinero de fondos de inversión internacionales que, si bien son los primeros en llegar, serán los primeros en irse si a la cosa se complica. Por lo que debe imperar la prudencia.
Se está reeditando una película que quienes vivieron (o estudiaron) la entrada en la convertibilidad de la década del 90, podríamos decir que están teniendo un "deja vu". El tema crediticio está complejo de analizar, siempre subsiste la duda si mirar la inflación por el espejo retrovisor o por el parabrisa. Se debe decidir entre tomar o no un crédito, pero es muy diferente hacerlos con una inflación como la que veníamos atravesando, versus la que se espera para los próximos 4 o 5 meses.
Para la compra de maquinaria con crédito bancario en la pasada edición de Expoagro se ofrecían prestamos con tasas anuales de alrededor del 70 u 80 % anual, lo que sopesado con el nivel de inflación que venimos arrastrando parece a todas luces "una ganga". Sin embargo, en un análisis más minucioso advertimos que esos créditos son a 4 años vista, para los cuales se espera una baja de la inflación, un dólar estable (o con devaluaciones leves) y una economía recesiva. Esto último hace pensar que los bienes de capital no tienen mucho margen para aumentar su valor de mercado. Por lo que, a menos que el bien a adquirir ofrezca mucha productividad, no se advierte un negocio en sí mismo al comprarlo, como era antes gracias a la magia de la licuación de la deuda y el aumento del valor real del capital adquirido.
En resumen, para las siembras que se vienen seguramente veremos una retracción del área agrícola abandonando las zonas de menor vocación productiva, como una manera de buscar bajar el riesgo agronómico, acompañado de un aumento de la ganadería de bajo costo en las zonas antes descriptas y una mayor inclinación de los productores (sobre todo de los 40 años para abajo) hacia las herramientas financieras. Este escenario que muy probablemente se produzca, solo puede ser modificado por una quita de retenciones, que mejore el tipo de cambio real para que el productor cobre sus granos, optimizando la relación insumo producto y los costos de los servicios, que es el gran problema que se advierte para las zafras que se avecinan, mayormente para los ambientes marginas, lejanos a los puertos.
Mariano Fava- Ingeniero Agrónomo
(MP: 607 CIALP)
Posgrado en Agronegocios y Alimentos
@MARIANOFAVALP