Ambiental

¿Por qué la derecha conservadora se opone a las políticas ambientales?

En la columna ambiental de hoy veremos por qué es un gran problema que Argentina y Estados Unidos nieguen el problema ambiental.Escribe: Ing. Florencia Srur

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EL DIARIO digital

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Antes de responder a la pregunta del título, es fundamental recordar la definición de ambiente. Según Brailovsky y Foguelman en su memorioso libro Memoria Verde, el ambiente es "el sistema de elementos naturales, sociales y culturales interrelacionados que forman el entorno en el que los seres humanos viven y con el que se relacionan de manera dinámica". Esto implica que no es posible entendernos como seres humanos sin reconocernos como parte integral del ambiente.

Teniendo esto claro, resulta lógico pensar que los países del mundo diseñen políticas orientadas a proteger la dignidad de la especie humana en relación con su salud y cotidianidad. En Argentina, el ambiente está amparado por el Artículo 41 de la Constitución Nacional, que garantiza el derecho a un ambiente sano y establece la obligación de implementar políticas públicas mediante leyes de presupuestos mínimos nacionales y la adhesión a acuerdos internacionales para hacer efectivo este derecho. Este principio constitucional, más allá de la protección de la naturaleza y el manejo sostenible de los recursos naturales necesarios para nuestra supervivencia, está intrínsecamente ligado a la salud de los individuos y las comunidades que habitan nuestro país.

Dicho esto, es necesario comprender qué es el Acuerdo de París, del cual tanto nuestro presidente como el recientemente electo de Estados Unidos han expresado intenciones de desvincularse. Este tratado internacional sobre el cambio climático, jurídicamente vinculante, fue adoptado por 196 partes en la COP21 (21. Convención de las Partes) en París el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. El Acuerdo de París representa un hito en el proceso multilateral sobre cambio climático porque, por primera vez, un acuerdo vinculante une a todos los países en una causa común: emprender esfuerzos ambiciosos para combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.

Es importante recordar que el cambio climático no es un invento; su base científica ha sido ampliamente verificada. Las actividades humanas que generan emisiones de gases de efecto invernadero (como dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y vapor de agua) están provocando un aumento de la temperatura media global. Este incremento tiene consecuencias catastróficas para la supervivencia de nuestra especie y para todos los seres vivos. En 2024, la temperatura media global superó por primera vez el aumento de 1,5°C, el límite establecido por el Acuerdo de París como el punto de no retorno para evitar una crisis ambiental irreversible.

Para cumplir sus objetivos, el Acuerdo de París requiere que tanto los países firmantes como las empresas aporten su parte para evitar una profecía catastrófica autocumplida. Según estimaciones científicas, entre 2030 y 2050, el cambio climático podría causar 250.000 muertes adicionales al año debido a la malnutrición, malaria, diarrea y estrés por calor. Sin embargo, no es necesario esperar a esas décadas para presenciar los efectos devastadores, ya que las muertes relacionadas con el clima son una realidad hoy en día.

El problema radica en que la "libertad" a menudo se confunde con un individualismo colectivo orientado al beneficio de unos pocos. Para muchas grandes empresas, es más barato no tomar medidas ambientales que implementarlas. Esto plantea una cuestión preocupante: ¿qué importa la salud de las personas o el futuro de la humanidad frente al lucro inmediato?

En este contexto, es interesante mencionar el concepto de la Navaja de Hitchens, que establece: "quien afirma sin evidencias puede ser refutado sin evidencias". Sin embargo, en el caso del negacionismo y la negligencia ambiental, este principio no aplica. Mientras algunos sostienen sin fundamento que el cambio climático es una conspiración, existen miles de estudios científicos internacionales que demuestran su realidad y las consecuencias de la inacción. Priorizar el beneficio presente en detrimento del bienestar futuro es inaceptable. Además, en el caso de Argentina, desvincularse de acuerdos internacionales sobre ambiente y salud sería inconstitucional.

Informémonos. No creamos todo lo que dicen quienes carecen de interés o conocimiento para hablar sobre temas que afectan la vida de millones de personas. Seamos curiosos y fomentemos el pensamiento crítico. El otro no es el enemigo, las conspiraciones no existen, y la verdad se manifiesta cada vez que, ante una tormenta, tememos por la integridad de nuestra cotidianidad.

En definitiva, la pregunta se responde con dos posibilidad: ignorancia o maldad.

El ambiente no es algo ajeno: somos todos.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPN 365

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