La Pampa

El 2024 en La Pampa: un año de extremos climáticos vinculados al cambio climático

El cambio climático ya no es una amenaza lejana ni un concepto abstracto. En 2024, La Pampa fue testigo de eventos meteorológicos extremos que revelan cómo este fenómeno global impacta en lo local.

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EL DIARIO digital

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Las intensas lluvias, las olas de calor y de frío, así como la persistente sequía, dejaron una huella profunda en la provincia.

Estos eventos no solo causaron daños materiales y económicos, sino que también evidenciaron la urgente necesidad de adaptar nuestras comunidades y sistemas productivos a un clima cada vez más impredecible.

El año de los extremos

El verano inició con lluvias torrenciales que superaron las medias históricas en localidades como Santa Rosa y General Pico. Los granizos y fuertes vientos que acompañaron estas tormentas provocaron destrozos significativos: voladuras de techos, cortes de luz y la caída de árboles y postes eléctricos en localidades como General Acha, Colonia 25 de Mayo y La Humada. En febrero, una tormenta en Algarrobo del Águila dejó al casco urbano gravemente afectado. En el oeste pampeano, un tornado captado cerca de Puelén en agosto mostró la intensidad creciente de estos fenómenos.

En contraste, el mismo verano trajo consigo una ola de calor de 23 días con temperaturas superiores a los 42°C en varias localidades. Este evento fue especialmente severo en el oeste provincial, donde se registraron alertas rojas y rompió récords de consumo energético en toda la provincia. La intensidad y duración de estas olas de calor son consistentes con las proyecciones climáticas que indican un aumento en la frecuencia de estos episodios debido al cambio climático.

El otoño no fue más benigno. La sequía se consolidó como un problema estructural, afectando la siembra de trigo y cebada, y exacerbando las pérdidas en el sector ganadero debido a la falta de pasturas. Actualmente, gran parte de la provincia está bajo emergencia agropecuaria, con graves consecuencias económicas y sociales.

El invierno también trajo consigo extremos, con dos olas de frío severas entre mayo y julio. Durante estos meses, se registraron heladas intensas y mínimas récord que llevaron a la emisión de alertas rojas consecutivas. Este tipo de eventos extremos, tanto de calor como de frío, son reflejo de la creciente variabilidad climática impulsada por la alteración de los patrones atmosféricos globales.

El 2024 nos deja una lección clara

La crisis climática requiere una respuesta conjunta y urgente. La Pampa, al igual que otras regiones del país, enfrenta desafíos crecientes que demandan la colaboración de todos los sectores. Es fundamental fortalecer los sistemas de alerta temprana, implementar prácticas agropecuarias adaptativas, e invertir en infraestructura urbana y rural capaz de resistir eventos extremos.

Sin embargo, estas acciones solo serán efectivas si las acompañamos con un compromiso compartido: desde los ciudadanos que adoptan medidas sostenibles en su vida diaria, hasta las instituciones y organizaciones que impulsan proyectos innovadores.

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