Ambiental

Sin naturaleza, no hay humanidad

Por el Día de la Conservación de la Naturaleza en Argentina, analizamos un nuevo informe Planeta Vivo para analizar en qué situación estamos en relación a la extinción de especies en América Latina.Escribe: Ing. Florencia Srur*

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El 18 de octubre fue el Día de la Conservación de la Naturaleza en Argentina, una fecha conmemorativa desde 1972 que busca concientizar a nivel nacional sobre la importancia del cuidado de los ecosistemas y las especies de flora y fauna. Este año, el Informe Planeta Vivo 2024 del Foro Mundial para la Naturaleza (WWF) presentó cifras alarmantes que refuerzan la urgencia de esta causa: en los últimos 50 años, las poblaciones mundiales de animales vertebrados han disminuido en un 69%. En América Latina y el Caribe, la situación es aún más grave, con una pérdida del 94% de sus vertebrados.

WWF, una organización no gubernamental fundada en 1961, publica anualmente estadísticas clave sobre la biodiversidad global y regional. El informe de 2024 señala que las consecuencias de esta pérdida masiva de especies no solo son ecológicas, sino también económicas y sociales, lo que afecta a toda la integridad ambiental del planeta.

A lo largo de la historia, la Tierra ha experimentado extinciones masivas, pero la actual, denominada "Sexta Gran Extinción", es atribuible directamente a la actividad humana. Entre las principales causas de esta crisis están el cambio climático, la deforestación para el desarrollo urbano y agrícola, la contaminación del aire, agua y suelos, la invasión de especies exóticas que desplazan a las nativas, y la caza y pesca indiscriminadas.

En América Latina, estas causas se reflejan en la pérdida del 94% de las poblaciones de vertebrados. En Argentina, vemos ejemplos claros de estas problemáticas: los incendios recurrentes en ecosistemas como el Delta del Paraná, los bosques de Caldén y la Patagonia; la introducción de especies exóticas como el Ciervo Colorado y el Jabalí en La Pampa, o el pino en Misiones, que destruyen hábitats naturales; la conversión de pastizales nativos en tierras agrícolas y ganaderas en la región pampeana; y la caza ilegal de especies en peligro, como el Cardenal Amarillo en La Pampa.

La pérdida de biodiversidad no es solo una tragedia local, sino que tiene consecuencias globales. Los ecosistemas desequilibrados son más vulnerables a la aparición de enfermedades y plagas que afectan tanto a los seres humanos como a las cosechas. Además, la deforestación y la extinción de especies contribuyen al aumento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), intensificando el cambio climático. También hay una pérdida del "valor de uso futuro": especies que podrían tener propiedades medicinales u otros beneficios ecosistémicos podrían extinguirse antes de que podamos conocer su potencial.

Proteger la naturaleza es esencial para nuestra propia supervivencia. No somos los únicos habitantes de este planeta, y nuestro bienestar depende de un equilibrio saludable entre las actividades humanas y el entorno natural. Sin naturaleza, no hay humanidad.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPN 365

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