Ambiental

La verdad sobre la Agenda 2030

En la columna ambiental de hoy veremos qué es la Agenda 2030 de la que tanto se habla, si es útil y si es bueno o malo salir de estos acuerdos internacionales.Escribe: Ing. Florencia Srur

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En 2015, 193 países firmaron un acuerdo internacional en el marco de las Naciones Unidas (ONU) para definir 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), enmarcados dentro de lo que se conoce como la Agenda 2030, con esa fecha como límite para cumplir dichos objetivos. Los 17 ODS son: 1) Erradicar la pobreza en todas sus formas y en todos los lugares; 2) Erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible; 3) Garantizar el acceso a una atención sanitaria de calidad y promover el bienestar para todos, en todas las edades; 4) Garantizar el acceso a una educación inclusiva, de calidad y equitativa, y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos; 5) Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas; 6) Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua potable y el saneamiento para todos; 7) Asegurar el acceso a una energía limpia, fiable, sostenible, moderna y asequible para todos; 8) Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos; 9) Construir infraestructuras resilientes, promover una industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación; 10) Reducir las desigualdades dentro de los países y entre ellos; 11) Hacer que las ciudades y las comunidades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles; 12) Garantizar patrones de consumo y producción sostenibles; 13) Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos; 14) Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible; 15) Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar de manera sostenible los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación del suelo y frenar la pérdida de biodiversidad; 16) Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, garantizar el acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles; y 17) Reforzar los medios de implementación y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

En definitiva, si observamos cada uno de estos objetivos, se puede notar que no tienen nada de malo; de hecho, uno podría preguntarse por qué estos derechos y obligaciones no están ya implícitos en todos los países del mundo. Sin embargo, muchas empresas y gobiernos no consideran que los ODS sean necesarios, prioritarios o fundamentales para una vida humana armoniosa. Este es el caso de Argentina, que con el gobierno actual se ha retirado del acuerdo, así como de Rusia, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte y Bielorrusia.

Claro que haber firmado este y otros acuerdos internacionales no garantiza que los países cumplan con los compromisos asumidos. De hecho, muchos gobiernos y empresas utilizan el discurso de los ODS como una forma de lavado de cara ambiental o greenwashing, engañando a la población con falsas promesas que, en lugar de mejorar la calidad de vida, la empeoran.

Puede que los ODS suenen utópicos, especialmente estando ya a solo seis años de la fecha límite de esta agenda. Sin embargo, demonizar conceptos como la paz, la justicia, el acceso a la educación, la igualdad de género, la correcta gestión y conservación de los ecosistemas, el desarrollo de ciudades resilientes, las medidas para mitigar el cambio climático o el acceso al agua potable, habla más de las personas que no consideran que esto sea imprescindible para cualquier ser humano, que de la falta de cumplimiento por parte de los gobiernos o de la negligencia empresarial en el manejo del ambiente. Ambas actitudes están mal, pero apoyar movimientos que niegan derechos humanos básicos es peor.

¿Llegará el momento en que podamos cumplir con estos objetivos? Lamentablemente, la historia ha demostrado que la armonía no ha sido una prioridad para la especie humana. No obstante, aún podemos sorprendernos.

Personalmente, no pierdo la esperanza de que los acuerdos y pactos internacionales en pos del ambiente y la calidad de vida humana puedan cumplirse y dejen de ser, en su mayoría, papeles firmados para aparentar, mientras el mundo se sumerge en una vorágine de crisis climática, social, humanitaria y económica.

Por lo pronto, debemos seguir exigiendo a nuestros gobernantes la posibilidad de cumplir con derechos básicos como la educación de calidad, el saneamiento, el acceso a agua potable, la salud ambiental, la justicia y la paz. Retirarse de estos acuerdos evidencia la predisposición de ciertos gobiernos a no buscar un desarrollo de ningún tipo, ni para el país, ni para el mundo, ni para la gente.

*Ingeniera en Recursos Naturales y Medio Ambiente. MPN365

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