"Costillas o vacío prácticamente no se consiguen"

"Costillas o vacío prácticamente no se consiguen", dice el carnicero neuquino Kevin Quevedo, propietario de la Carnicería 5 Estrellas, ubicada en Belgrano al 4002 de esa ciudad.

La principal causa de esa inédita situación en la provincia vecina es la Barrera Sanitaria Patagónica ubicada al sur del río Colorado y avalada por SENASA, que impide a los frigoríficos pampeanos comercializar carne con hueso hacia esa parte del país y dispara los precios.

En un año de incertidumbres por la pandemia que azotó a toda la economía, los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron en diciembre subas del 19,9%, con lo cual el alza fue del 74,8% en relación a doce meses atrás. Mientras tanto, los valores internacionales del producto bajaron un 4,5% en ese tiempo.

Así, en Neuquén el kilo de asado ya escaló hasta los 1.000 pesos. Solo con la implementación de los 10 cortes populares que lanzó el gobierno, los pobladores de esa región pueden encontrar un valor un poco más barato de la carne pero solo en supermercados.

En el resto de las carnicerías la situación es muy diferente. Los carniceros despotrican contra los aumentos de precios de los proveedores. "A nadie le gusta aumentar porque se nos van los clientes, pero no nos dejan otra opción", aseguró al diario La Mañana de Neuquén Kevin Quevedo, carnicero de la Carnicería 5 Estrellas, ubicada en Belgrano al 4002.

La res en esa provincia aumentó un 75 por ciento el año pasado y otro 30 por ciento en enero.

El convenio del gobierno nacional con el sector empresario no comprende a las carnicerías locales que no son parte de una cadena.

Entonces, el comercio local de carnes no tiene otra que salir al público con precios afectados por la inflación pero también por la barrera sanitaria: si no existiera la barrera sanitaria, que impide el comercio de carne desde La Pampa hacia el sur, el impacto de la competencia tendría otra relación con los precios.

"Aumentaron todos los cortes, la pulpa pasó de 690 a 750 y la cuadrada o bola de lomo que es para hacer milanesas llegó a los 800 pesos", le dijo el joven carnicero.

"La gente compra igual porque tiene que cocinar y comer todos los días, pero bajó mucho la cantidad de clientes", lamentó Quevedo.

El carnicero expuso las causas que sus proveedores esgrimen como disparadoras de la inflación en las carnes. "Nos dicen que no hay carne. Costillas o vacío prácticamente no se consiguen pero por menos carne que haya la gente consume igual y eso se ve reflejado en el aumento de precios", ensayó Quevedo.

"La gente viene a comprar, se queja de los precios y se va. Pero al rato cuando ven que está en todos lados igual de cara vuelve", reflexionó el carnicero.

Los precios espantan el consumo. "Nuestros clientes terminan yéndose a comprar al supermercado que tiene otras ofertas", se quejó el comerciante.

A pocos días de la navidad, el kilo de asado saltó a más de 800 pesos. Enero alcanzó para que llegara a los mil pesos por kilo.

Quevedo contó que la merma de las ventas lo llevó a acotar el horario de atención. "Ya no tiene sentido abrir a las 17 como hacíamos siempre. Si está todo re tranquilo, la gente no viene a comprar y es un gasto más", describió.

"Históricamente hacemos chorizos todos los días. Ahora todavía tenemos los de la semana pasada", dejó como pintura final.

Aftosa si, aftosa no

La Barrera Sanitaria Patagónica al sur del Río Colorado está vigente por una sola razón: la fiebre aftosa. En La Pampa hay vacunación contra esa enfermedad, mientras que Río Negro y Neuquén son zonas declaradas libre de aftosa.

Una de las consecuencias comerciales de esa medida es que el asado con hueso se vende a valores exorbitantes.

La situación genera, obviamente, un tráfico clandestino: en el límite entre La Pampa y Río Negro se decomisan enormes cantidades de kilos de asado con hueso.

La Pampa mantiene su reclamo desde hace varias décadas para que se le permita comercializar carne en el resto de la Patagonia.

Uno de los planteos más firmes se hicieron durante la última gestión del gobernador Carlos Verna.

Durante el año 2016 el entonces mandatario pampeano acusó a Neuquén, Río Negro y Chubut de incumplir con la Constitución Nacional al decir que "esa barrera es una barrera comercial, una aduana interior que está prohibida en nuestro país".

El tema formó parte de una consulta que le hizo El Diario al propio presidente Alberto Fernández durante su última visita a La Pampa.

En aquella oportunidad, el mandatario nacional confundió la Barrera Sanitaria Patagónica que implementó desde los años 90 el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) con una aduana interna montada por la provincia de Río Negro, en el marco de la pandemia por el coronavirus.

¿Hay chances de que su gobierno pueda revisar esta situación?, le consultó un periodista de este diario al Presidente, luego de recordarle que La Pampa reclama hace años poder enviar carne con hueso hacia las provincias más sureñas.

"Es un tema que me excede, evidentemente la barrera la ha puesto la provincia. No la ponemos nosotros. Lo que me comprometo es a hablar con la gobernadora…", contestó Alberto Fernández en referencia a la rionegrina Arabela Carreras.

En realidad, la Barrera Patagónica sí es una decisión de la órbita nacional, y corresponde al Senasa.

De todos modos, la confundida respuesta del presidente levantó polvareda. "La reciente visita del Presidente de la Nación a un frigorífico pampeano y sus posteriores declaraciones planteando dudas sobre la circulación de carne entre provincias, y ha generado una enorme preocupación en los productores patagónicos, que con gran esfuerzo han mantenido sanitariamente la región patagónica fuera del flagelo de la fiebre aftosa", afirmó un comunicado de los ruralistas patagónicos, que -está claro- exageraron la reacción.

Foto: La Mañana de Neuquén